Sin Perdón
La doble moral de Sánchez
«Es lógico que nadie cuente con él en las reuniones internacionales de alto nivel. Es un socio muy poco fiable»
El presidente del Gobierno sigue enfrascado en su cruzada contra Israel. Ahora quiere que sea expulsada de Eurovisión y pone el antecedente de Rusia como ejemplo. Por lo visto, olvida que fue brutalmente agredida por los terroristas de Hamás. Es una vergüenza que compare una democracia como Israel con un régimen dictatorial como es Rusia. Y Sánchez debe pensar en su futuro cuando se erige en el paladín mundial del antisemitismo más viejo y casposo, porque su tiempo en La Moncloa se acerca a su fin. El optimismo de la izquierda política y mediática es puro voluntariado, porque los socialistas suman derrota tras derrota. El fracaso en Portugal es otra muestra del rechazo que concitan en la opinión pública. En el caso español será muy grande, aunque Tezanos, al igual que el multimillonario Contreras, no se entere. La imagen de corrupción que rodea a Sánchez, su partido y su Gobierno es demoledora. Feijóo no tiene que hacer otra cosa que abandonar las tentaciones sorayistas.
El sanchismo es un mundo de lobistas que se forran colocando programas en la televisión pública, intermediando con los ministerios o representando a gobiernos extranjeros muy poco recomendables. Sin conocimientos ni formación, lo único importante es tener una agenda de teléfonos. Los guiños que hace Sánchez al mundo islámico con sus furibundos ataques al pueblo israelí tendrán su recompensa cuando deje la política. Es lo mismo que sucede con China. La izquierda está en retroceso. Es cierto que consiguió el poder en España pactando con dos formaciones de derechas como Junts y el PNV, aunque pagando un elevado peaje. Puigdemont le hace bailar a su antojo. No es más que una marioneta, aunque vive feliz en La Moncloa. Israel no olvidará a un enemigo tan tenaz y beligerante. Su obsesión por la política exterior confirma que lleva mejor sus problemas a distancia y poniéndose del lado de los autócratas. No se siente bien con los problemas de su familia. La derrota portuguesa le muestra el camino. Al final será el líder del socialismo mundial, porque lo ejercerá en solitario. Le quedará presidir la Internacional y hacer de embajador de las dictaduras árabes y la izquierda populista iberoamericana. Es lógico que nadie cuente con él en las reuniones internacionales de alto nivel. Es un socio muy poco fiable.
Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)