
Elecciones en Portugal
Las derechas consolidan su avance en Portugal y los socialistas se desploman
El actual primer ministro Montenegro afianza su triunfo en las urnas mientras sube la ultraderecha de Chega
Los portugueses se enfrentaron ayer a una nueva cita con las urnas, las cuartas elecciones legislativas en cinco años y las terceras en los tres últimos años, desde 2022. Portugal, país conocido como paradigma de estabilidad política tras el fin de la dictadura, ha vivido en los últimos años un proceso de «italianización» o incluso «españolización» con constantes celebraciones de comicios y cambios de gobierno. En las elecciones de ayer la victoria fue para Alianza Democrática (AD), del primer ministro en funciones de Portugal, Luís Montenegro.
La lucha por el segundo puesto se mantuvo durante todo el recuento y, al final, con el 97,3 por ciento escrutado al cierre de esta edición, fue el Partido Socialista (PS), de Pedro Nuno Santos, quien se hizo con ese puesto con el 23,2 por ciento de los votos frente al 22,9 de Chega, que experimenta un importante incremento. Se trata de una mínima diferencia que supone un mal resultado para los socialistas y la izquierda lusa. Los portugueses votaron este domingo para renovar los 230 diputados de la unicameral Asamblea de la República (Parlamento) en unas elecciones de las que saldrá un nuevo Gobierno, pero que a la vista de los resultados se enfrenta de nuevo al reto de los pactos para formar un ejecutivo.
Tras la dolorosa época de los recortes y la crisis de deuda, el país vive una buena coyuntura económica que sin embargo no se ha trasladado al plano político. Por eso, uno de los grandes retos era alentar la participación ante el temor de un aumento vertiginoso de la abstención, fruto del desencanto y el hastío con la clase política del país. Según las proyecciones del Centro de Estudios y Sondeos de opinión (CESOP) estos comicios podrían registrar una abstención de entre el 36 % y el 42 %. Estas cifras se basan en el nivel de participación hasta las 16:00 (hora local), que fue del 48,28 %, por debajo del 51,96 % a esa misma hora en los comicios de marzo de 2024. El año pasado, la abstención final fue del 40,16 % lo que significa que unos 4,3 millones de votantes no acudieron a votar.
Durante su campaña política, el primer ministro en funciones de Portugal, Luís Montenegro había hecho un llamamiento a los electores para que votasen en aras de elegir un Gobierno que garantizase la estabilidad del país en un momento especialmente turbulento en la escena internacional. «Es muy importante que los portugueses sientan la responsabilidad de escoger su futuro y aprovechen el derecho a ser parte activa de esta elección y, a través de esa participación, puedan colaborar a la creación de las condiciones para que tengamos un futuro de esperanza y estabilidad», declaró Montenegro desde la Escuela Primaria Nº2 de Espinho, donde acudió para depositar su voto en la urna.
El dirigente conservador y primer ministro en funciones subrayó la importancia de un gobierno que «traiga soluciones positivas, más capacidad para el país de crecimiento, de prosperar, para que pueda haber más justicia social, más oportunidades». Montenegro se vio obligado a dimitir, después de haber perdido una moción de censura en el mes de marzo. Poco antes se había conocido que el primer ministro mantuvo operativa una consultora perteneciente a su familia. Aunque no está claro si se trata caso de corrupción, algunos de los clientes de esta empresa familiar podrían haber aprovechado sus negocios para acercarse al primer ministro. Además, estos clientes también habrían seguido optando a contratos públicos. En todo caso, lo que parece claro es que Montenegro no mantuvo la suficiente transparencia, ya que no informó sobre esta empresa familiar, lo que pudo derivar en un conflicto de intereses.
El anterior primer ministro portugués, el socialista Antonio Costa, también tuvo que dimitir por un caso de corrupción vinculado a su jefe de gabinete y ahora preside el Consejo Europeo. El candidato conservador ganó los anteriores comicios hace apenas un año, pero su gobierno siempre se ha situado al borde del precipicio, al estar en minoría.
Montenegro se ha negado siempre a pactar con la extrema derecha, a pesar de que esto le hubiese permitido gobernar con mayor certidumbre. Durante la campaña electoral Montenegro ha mantenido su negativa a formar un gobierno de coalición con Chega. Algunos sectores conservadores, sin embargo, han abierto la puerta como modo de asegurar la necesaria estabilidad al país. Ahora se abre otra vez la incógnita de si Montenegro mantendrá su negativa o se abrirá a pactos de algún tipo en aras de la estabilidad.
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