El canto del cuco
Dos versiones enfrentadas
Una de las líneas maestras consiste en descalificar a la derecha democrática y a su líder, Núñez Feijóo, por su manera poco complaciente de hacer oposición.
La falta de gallardía de Miguel Ángel Gallardo, con su precipitado aforamiento para entorpecer la causa judicial del hermano del presidente, refleja el nivel de desfachatez y degradación a que está llegando la política española. La burda maniobra del dirigente extremeño, siguiendo órdenes de Madrid, deteriora gravemente al socialismo en Extremadura y alcanza a todo el partido. Su actuación deja al descubierto el servil sometimiento de todos a Pedro Sánchez. Para eso Gallardo se salta la fila, las promesas y lo que haga falta. Andrés Trapiello comenta así el suceso en «El Mundo»: «Al PSOE actual la corrupción se le supone. Cada federación y agrupación son fractales de Ferraz que Ábalos ahormó a imagen y semejanza de Sánchez». Esta es la opinión que está cuajando en las mejores cabezas, no precisamente de extrema derecha ni siquiera conservadoras. La sombra de Ferraz, que se confunde con la de La Moncloa, es alargada y ensombrece la vida nacional.
Esta corriente crítica, cada vez más fuerte e impetuosa, está siendo contrarrestada por la combativa versión oficial, aireada a toque de corneta por los ministros y por la corte mediática adicta. Aparte del complaciente análisis electoral de Tezanos, está a disposición de La Moncloa la Fundación Avanza, que maneja el ideólogo socialista Manuel Escudero y que abastece el argumentario oficial. Una de las líneas maestras consiste en descalificar a la derecha democrática y a su líder, Núñez Feijóo, por su manera poco complaciente de hacer oposición. Se trata de impedir la alternancia, acusando al PP de contagio extremista. Esta Fundación es el principal laboratorio de ideas que nutre al enjambre de asesores monclovitas. He aquí su núcleo argumental: «Pequeñas organizaciones del más rancio derechismo español, especializadas en criminalizar la vida pública, llevan a los tribunales causas endebles, que son admitidas con rapidez por algunos jueces, esparcidas por algunos medios o pseudomedios de comunicación e instantáneamente traducidas por los partidos políticos de derechas en acusaciones públicas en toda regla». ¿Queda claro?
La clave está en lo de «causas endebles». La endeblez afecta a las causas judiciales abiertas contra el hermano y la mujer del presidente Sánchez, y del fiscal del Estado. Lo de Ábalos y Koldo es caso aparte. Lo demás, según la versión oficial, se reduce, como mucho, a leves corruptelas, denunciadas por organizaciones ultras, puestas en manos de jueces ultras, divulgadas por medios o seudomedios ultras y aprovechadas por la derecha, empeñada en criminalizar la política. ¿Es todo humo o asistimos a la corrupción general del sanchismo? Esa es la gran discusión nacional.