Aeropuerto de El Prat
Parche necesario en el agujero negro de AENA
Poco o nada se puede objetar al trabajo de Marcos Peña, el árbitro elegido por el Gobierno como mediador en el contencioso entre la empresa EULEN y la plantilla de vigilantes de seguridad del aeropuerto de El Prat de Barcelona. Su resolución, conocida ayer, se resume en 200 euros de incremento salarial en doce pagas para los trabajadores, el deber de reforzar la plantilla por parte de la empresa y la anulación de las sanciones y despidos durante el conflicto. La propuesta es similar a la planteada por la Generalitat que ya fue rechazada por la plantilla. Pero, más allá de que se trate de un laudo de obligado cumplimiento, por lo que tendrá que ser admitido por las partes, nos parece un veredicto razonable que atiende de forma equitativa los intereses de los implicados. El arbitraje es un paso en la dirección de un paulatino regreso a la normalidad de El Prat y es justo reconocer el esfuerzo del ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, en encauzar una crisis que el presidente de AENA agravó con su pasividad y negligencia. Es en este punto en el que no creemos que la encomiable labor del ministro y el buen laudo del mediador puedan ser la solución definitiva al caos que la nefasta gestión de José Manuel Vargas al frente del gestor aeroportuario ha propiciado. Vargas es hoy el principal obstáculo para que este sector estratégico entre en vías de normalidad. Es la posición de buena parte del arco parlamentario y la de los sindicatos. La contumacia en defender lo indefendible sólo provocará que los parches bienintencionados no aguanten la presión del gobierno deficiente en AENA.
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