Carmen Montón
Decisión responsable de Carmen Montón
La ministra de Sanidad, Carmen Montón, ha presentado su renuncia para no perjudicar al Gobierno del que formaba parte. Es un ejercicio de responsabilidad que le honra, por más que creamos que se trata de una cesión más a esta época de excesos, donde ha dejado de tenerse en cuenta la presunción de inocencia, sustituida por una suerte de justicia callejera que reclama cabezas y mancha honorabilidades sin causa justificada, demasiadas veces, al impulso de la pugna política partidista. Ante simples sospechas no confirmadas, a la ministra Montón no le ha servido de nada ni su buen desempeño profesional, ni su trayectoria personal impecable, mucho menos su palabra. Y así, cualquier persona con una trayectoria pública, cualquier representante de la vida política, social, económica y cultural de este país puede ser víctima del celo inquisitorial que se ha instalado en una opinión pública que reacciona a estímulos pasionales y desprecia la realidad informada. Parte de responsabilidad, sin duda, la tienen los propisos partidos, que han participado sin disimulos en este tipo de persecución del adversario. Es momento de reflexionar.
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