El desafío independentista
División en el soberanismo
Este periódico ha adelantado con todo detalle la crisis del bloque separatista, que no sólo sufre desavenencias para consensuar su estrategia de ruptura, sino que aparece ya inmerso en una espiral corrosiva y con rasgos autodestructivos. Si ayer informábamos sobre la amenaza con dimitir de tres consejeros en el caso de que Carles Puigdemont proclamara la independencia por decreto y no tras una votación en el Parlament, posibilidad vetada por la CUP al considerar que la ruptura ya era un hecho después del 1-O, hoy avanzamos que el consejero Santi Vila no sólo amagó con la renuncia, sino que la presentó de «forma preventiva» como gesto explícito de su oposición frontal a los antisistema. Asomados al abismo, disparadas las certidumbres del desastre, las fracturas en el independentismo son los síntomas del mal sistémico generado por un movimiento liberticida.
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