Iglesia Católica

El separatismo daña a la Iglesia

La Razón
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El arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, del que no dudamos que está al tanto de los acuerdos firmados entre el Reino de España y la Santa Sede, debería recordar a los sacerdotes de su diócesis que la labor pastoral de la Iglesia viene obligada por la verdad. No se trata de censurar opiniones, por muy en desacuerdo que estemos con ellas y por más que puedan llenar de tribulaciones a los fieles, sino de exigir a sus representantes que no distorsionen los hechos con afirmaciones que no guardan la menor relación con la realidad de un Estado de Derecho y plenamente democrático como es España, en el que la independencia de la Justicia se respeta y donde nadie puede ser encarcelado por su ideas, ya sean políticas o religiosas. Se puede ser sacerdote y separatista, pero no es aceptable extender la confusión desde el púlpito.