No es inoportuna, es profundamente injusta y falaz

Entre algunos opinadores se ha destacado la inoportunidad de las declaraciones de la portavoz popular, Cayetana Álvarez de Toledo, en un acto en el que pidió perdón en nombre de su partido por no haber hecho frente al nacionalismo catalán. Pero en la señora Álvarez de Toledo, número uno de la lista por Barcelona y el único escaño que obtuvo el PP en Cataluña, lo oportunidad o inoportunidad es lo de menos, porque su interpretación de los hechos es profundamente injusta y falaz. Injusta con los miembros de su partido que, desde la Transición, han defendido la España constitucional en el Principado y han sido objeto de todo tipo de violencias, han sufrido bajo la injuria permanente y han vivido acosados por la implacable maquinaria separatista. Falaz, porque atribuye a los antiguos presidentes de su partido, José María Aznar y Mariano Rajoy, una supuesta connivencia por oscuros intereses con el nacionalismo catalán que los hechos desmienten. Fue el PP quien llevó al Tribunal Constitucional el nuevo estatuto y fue un jefe de Gobierno popular quien se negó a aceptar el chantaje abierto de Artur Mas. Y si se pactó con la Convergència de Pujol es porque es muy difícil, casi imposible, precaverse ante la traición y la deslealtad.