El trípode

Elecciones entre dos bloques

El sanchismo se permite cuestionar sin ruborizarse al otro bloque integrado por tan solo dos formaciones y netamente constitucionales.

Está claro que estas elecciones no son estrictamente bipartidistas ni pluripartidistas, sino entre dos bloques: uno de centro-derecha constituido por la «derecha extrema y la extrema derecha», y otro de «la izquierda y la izquierda de la izquierda», según la original denominación de Sánchez. Un eufemismo para no calificar como de ultra izquierda a la última marca blanca del comunismo Sumar integrada nada menos que por 16 formaciones –todas ellas con el común denominador ideológico del marxismo–, y reservar el extremismo solo para «las derechas».

Cuando quedan oficialmente nada más que cuatro días de campaña, es una llamada de atención comprobar que Sánchez y Yolanda Díaz se vanaglorian de que gobernarán «juntos y mejor», y ocultando que para ello necesitarían en todo caso y como mínimo el apoyo parlamentario de partidos tan «constitucionalistas» como los secesionistas de ERC y EH Bildu, también secesionista y sucesor político de ETA. Ante un bloque político de semejantes características, el sanchismo se permite cuestionar sin ruborizarse al otro bloque integrado por tan solo dos formaciones y netamente constitucionales.

Esta llamada de atención es para hacer ver el tan diferente modo de gestionar esa situación en uno y otro bloque. Las izquierdas no ocultan su voluntad de pactar, asumiendo que cada formación se dirige a un segmento electoral distinto y complementario del otro; mientras el bloque liberal, conservador y humanista cristiano anda a la greña continuamente y apelando al «voto útil» en torno al PP, lo que además supone un grave error. Es una evidencia empírica tan clara que el espacio político de VOX lo representaba el PP, como que el humanismo cristiano del refundado PP aparece diluido actualmente por su posición en cuestiones tan sensibles como la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, no respetadas con el aborto y la eutanasia, respectivamente. A lo que debe añadirse la posición de uno y otro ante la ideología marxista de género LGTBI, para constatar de nuevo el actual difuso humanismo cristiano popular.

En lugar de asumir esa realidad y apostar por la complementariedad en el bloque de las derechas, se apuesta por la eliminación del socio necesario sin cuyos votos será muy difícil conseguir la mayoría absoluta del PP de otros tiempos. Además, es un grave error porque la Ley Electoral aplicada a la provincia como demarcación electoral básica para el Congreso requiere que VOX, y no Sumar, ocupe la tercera posición. De no ser así, el trasvase de votos y escaños de VOX hacia el PP, no va a compensar las pérdidas de escaños de VOX en demasiadas provincias.