El trípode

Elecciones en verano y voto por correo

Una vez más lo que ha hecho Sánchez es anteponer su interés personal a cualquier otra consideración ética.

Al decir Sánchez que asume el veredicto de las urnas como un fracaso propio de «su» partido (en posesivo) y del conjunto del sanchismo —con la lamentable excepción de EHBildu—, lo coherente hubiera sido dimitir, anunciar la convocatoria de elecciones no presentándose como candidato, o simplemente haber esperado a las elecciones previstas en unos pocos meses y no presentarse a la reelección. Eso hubiera sido lo razonable, poniendo el interés general de España y de los españoles por encima de cualquier otra consideración, como Presidente del Gobierno que todavía es.

Pero una vez más lo que ha hecho Sánchez es anteponer su interés personal a cualquier otra consideración ética. Realmente se ha llegado a un punto límite con una persona que está provocando un daño de una envergadura que solo la distancia del tiempo permitirá discernir con nitidez. Ha dejado sin valor alguno la palabra dada en cuanto a sus compromisos para formar Gobierno, normalizando la mentira como legítima arma política, con demoledoras consecuencias en la ética y moral públicas. Hacerlo además pactando el Gobierno de la Nación con quienes literalmente tienen como objetivo prioritario político la destrucción de España, es de una gravedad inasumible en un país y una sociedad con autoestima y patriotismo, cuando es algo imperativo y exigible para quien asume esa responsabilidad. Ha deteriorado las instituciones, en particular la del Gobierno, convirtiendo su composición de 22 carteras en un derroche de gasto público, con una ostentación pública de continuos enfrentamientos entre las facciones que hay en su seno.

La convocatoria de elecciones para el 23 de julio, en pleno verano, con millones de españoles con vacaciones ya reservadas, obligados en gran medida a votar por correo sin haberse modificado la LOREG, es una decisión que responde a lo que ha sido su norma de actuación desde que quiso asumir el Gobierno con la exigua cifra de 84 diputados (!). Por algo lo hizo de la mano de quienes lo que perseguían con ello era colocar en La Moncloa a un presidente incapaz de gobernar y tenerlo en sus manos, como así ha sido desde hace exactamente 5 años.

Será oportuno verificar próximamente si los electos de EHBildu cumplen su «palabra» de no tomar posesión de las responsabilidades, y qué hace el socialismo en el Gobierno de Navarra y la alcaldía de Pamplona con ellos, que son su socio prioritario. Convocar el 23 de julio es buscar absentismo electoral sin haber leído correctamente la hondura del rechazo del sanchismo en la sociedad.