El trípode del domingo

España baluarte de la contrarreforma

Francisco Javier nacerá en el Castillo de la localidad navarra de Javier en 1506 y tras profesar como religioso conocerá en París donde completaba estudios en la Sorbona a Ignacio de Loyola.

El 3 de diciembre de 1552 fallecía en una isla de la lejana China, quien ha pasado a la Historia como San Francisco Javier, cuya fiesta se celebra hoy, Patrón de Navarra y que será proclamado por el papa Pío XI, en 1927, Patrono de las Misiones Universales Lo hizo junto a Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz, conocida como Teresita de Lisieux, en una combinación divina de la acción misionera en la vanguardia , junto a la oración y el sacrificio en la retaguardia realizada en la soledad de la celda de un Carmelo. Francisco Javier nacerá en el Castillo de la localidad navarra de Javier en 1506 y tras profesar como religioso conocerá en París donde completaba estudios en la Sorbona a Ignacio de Loyola. Formará parte de círculo originario de la Compañía de Jesús, los Jesuitas. Su actividad misionera le llevará a lejanas tierras del Oriente asiático y Japón dónde ejercerá una fecunda y sacrificada labor evangelizadora entre sus habitantes, calculándose en decenas de miles los bautizados y catequizados por él. San Francisco Javier y San Ignacio de Loyola conforman junto a Santa Teresa de Jesús la reformadora de la Orden carmelitana, la vanguardia de la constelación de santos que en el Siglo XVI, tras el cisma luterano que acabó con la preexistente Cristiandad, conformó la denominada «Contrarreforma» para hacer frente a la autodenominada reforma protestante, más propiamente un cisma de la catolicidad.

Es revelador de ello el que precisamente fueran canonizados los tres conjuntamente por el Papa Gregorio XV. Fue una histórica ceremonia en Roma, el 12 de marzo de 1622. Ese día, Santa Teresa de Jesús, San Ignacio de López y San Francisco Javier serán proclamados santos, junto a San Isidro Labrador y San Felipe Neri. La singularidad del acontecimiento llevaría a que el pueblo romano acuñara la frase de que el Papa había canonizado a «cuatro españoles y un santo». Los inescrutables designios de la Providencia, sirviéndose de San Juan Pablo II, en su despedida de España poco antes de su fallecimiento, canonizará el domingo 3 de mayo de 2003 en Madrid, a otros cinco santos, en este caso todos españoles. Entre ellos, un hijo espiritual de San Ignacio –el jesuita José María Rubio– y una hija de Santa Teresa, la carmelita y fundadora Maravillas de Jesús. A todos ellos, les acompañarán, en una solemne ceremonia celebrada en la madrileña Plaza de Colón, una multitud de gentes encabezada por los Reyes de España y el presidente del gobierno. España y sus santos, baluarte de la Contrarreforma.