El trípode del domingo
España ante una dramática encrucijada
Nadie podía imaginar que llegaría un día en que el gobierno de la Nación estaría en las manos de partidos abiertamente separatistas y de sus dirigentes, condenados e indultados sin arrepentimiento alguno
España se encuentra en una situación que, sin caer en ningún tipo de exageración, puede definirse como la más grave desde la aprobación de la Constitución. Nadie podía imaginar que llegaría un día en que el gobierno de la Nación estaría en las manos de partidos abiertamente separatistas y de sus dirigentes, condenados e indultados sin arrepentimiento alguno, llegando al extremo de tener la última palabra un ex presidente de la Generalitat catalana, prófugo de la Justicia por consumar un auténtico golpe de Estado contra la unidad nacional. Y junto a ellos, como socios cooperadores necesarios para poder formar gobierno, a los sucesores políticos de quienes durante más de 40 años llenaron de sangre las calles de localidades de toda España, con más de 850 personas asesinadas y multitud de heridos. Lo hacían para conseguir de esa manera lo que ahora pretenden conseguir aprovechando que tienen en La Moncloa a un personaje cuyo principio supremo es mantenerse en el poder al precio que sea. En esta coyuntura es una referencia de particular valor ético y moral lo que en circunstancias precedentes también delicadas para España, –aunque sin comparación con la gravedad de la actual– hizo públicas la Conferencia Episcopal Española en sendas Asambleas Plenarias, en 2002 y 2006. El 8 de diciembre de 2000, el PP entonces en el gobierno, había firmado con el PSOE, entonces la Oposición, un auténtico Pacto de Estado Antiterrorista, para acabar con la banda ETA desde la unidad política Constitucional. La banda asesina, continuaba con su criminal actuación iniciada con el franquismo, asesinando incluso a su primer presidente del gobierno. La «ambigua» actitud de algún sector nacionalista de la Iglesia en el País Vasco ante esa situación, ya en plena democracia desde hacía 22 años, tuvo su final definitivo con el texto acerca de la «Valoración moral del terrorismo, de sus causas y sus consecuencias», aprobada por la CEE. Ese documento tuvo un eco político y social muy importante aportando luz moral entre aquellas tinieblas, y significó el comienzo del final definitivo de la banda terrorista. Con el primer gobierno de Zapatero, tras el 11-M, se impuso una agenda política que abrió una triple brecha en el tejido social de España. Una fue la Memoria Histórica; enmienda de totalidad al espíritu de reconciliación de la Constitución de la Concordia; otra fue el nuevo Estatut catalán, cuyas funestas consecuencias las padecemos todavía, y la tercera en el plano moral, el denominado «matrimonio» homosexual. En esa delicada tesitura, otro documento magisterial de la CEE iluminó no pocas conciencias: «Orientaciones Morales ante la situación actual de España». De lectura actual muy oportunas ambas.
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