
Al portador
La esperanza, la última línea defensiva de Pedro Sánchez
El líder del PSOE quiere creer en sus opciones. Iván Redondo, su antiguo gurú, por si acaso, méritos incluidos, le recuerda que en 1996, tras los escándalos que afloraron en el PSOE de entonces, Aznar sólo ganó por la mínima
Julio Cortázar (1914-1984), el autor de la muy rompedora, en su momento, «Rayuela», aquella novela que se empieza a leer por distintos sitios –incluso por el medio–pensaba que «la esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose». Pedro Sánchez ha tenido que oír hablar de «Rayuela», aunque no consta que la haya leído, pero se aferra con entusiasmo y quizá desesperación a la idea del escritor argentino. Discrepa, por tanto, de Nietzsche (1844-1900), para quien «la esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre». El entorno del inquilino de la Moncloa, para bastantes superado por los acontecimientos, pensaba concentrar sus esfuerzos en criticar la concentración de los populares en Madrid y en lo que dijeron Núñez Feijóo y Díaz Ayuso. La movilización no fue un éxito sin precedentes, pero tampoco un pinchazo, y generó el ruido mínimo que deseaban los organizadores. El ministro Óscar López, como siempre, cargó desde el minuto uno con su retahíla habitual de improperios contra el PP, que quizá pueden empezar a ser incluso contraproducentes para el PSOE.
El inquilino de la Moncloa tuvo que olvidarse enseguida de la concentración porque ayer, a la hora del aperitivo, el magistrado Ángel Hurtado, del Tribunal Supremo, procesaba –como estaba previsto, pero faltaba el último paso– al Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, por revelación de secretos y lo deja a un paso del banquillo. Acabe como acabe, otro quebradero de cabeza para Sánchez y con repercusión internacional. Los presidentes autonómicos del PP pidieron elecciones cuanto antes en la fantasmal y fracasada –no podía ser de otra manera– Conferencia de Presidentes. Feijóo insistió el domingo en Madrid, pero ya entonces, Aitor Esteban, el nuevo líder del PNV, ya había dicho en las páginas de La Vanguardia: «Lo que hay distorsiona la agenda del Gobierno, pero no va a caer». La legislatura, no hay que olvidarlo, está en su ecuador y ninguno de los socios parlamentarios del Gobierno quiere elecciones. Todos prefieren la situación actual a un parlamento futuro con mayoría diferente. El líder del PSOE además quiere creer en sus opciones. Iván Redondo, su antiguo gurú, por si acaso, méritos incluidos, le recuerda que en 1996, tras los escándalos que afloraron en el PSOE de entonces, Aznar sólo ganó por la mínima y pudo no gobernar si hubiera habido pacto parlamentario en su contra. Quizá por eso Sánchez ha establecido su última línea de defensa en «la esperanza que pertenece a la vida», como creía Cortázar.
✕
Accede a tu cuenta para comentar