Biblioteca Harley-Davidson

Estudiar

Pensar con método, secuenciar informaciones ordenadamente, no es seguramente nuestra principal prioridad ni lo que más nos gusta

Cada vez que la izquierda ve en riesgo su mandato, afirma que se avecina una época de oscuridad. Es un estereotipo que se quiere responsablemente ominoso, pero en realidad, si nos fijamos bien, peca de un cándido infantilismo optimista. Porque se basa en la insostenible premisa de que la época de la que veníamos carecía de su propia oscuridad.

La humanidad siempre navega en una u otra época oscura por la sencilla razón de que a los humanos no nos gusta estudiar, preferimos cotillear. Ahora que tenemos por fin en nuestros móviles una herramienta adecuada para el estudio como es internet, llama la atención lo poco que se utiliza para ello: el uso preferencial que se le extrae está destinado básicamente al puro cotilleo. Como los seres humanos tenemos amor propio, hemos inventado un tipo de cotilleo con apariencia de estudio que está construido con cuatro titulares cogidos al buen tuntún –aquí y allá– que se adaptan a nuestros juicios previos, pero que nunca contrastamos con solidez bibliográfica.

Lo cierto es que no es tan sorprendente el fenómeno si recordamos bien los días del colegio. Eran pocos los que querían estudiar. A todos, lo que nos gustaba era jugar. Nuestra circuitería cerebral probablemente no es, de un modo general, proclive al estudio. Pensar con método, secuenciar informaciones ordenadamente, no es seguramente nuestra principal prioridad ni lo que más nos gusta. Lo hacemos cuando no queda más remedio y nos va la supervivencia en ello. Pero es solo después de haber resuelto otros impulsos más urgentes para nosotros cuando nos ponemos a pensar con calma y orden.

El estudio, cuando nos dedicamos a él, nos da explicaciones implacables de tantas realidades contraintuitivas que es natural que nuestra circuitería cerebral se rebele y no nos apetezca nada ese esfuerzo por bueno que sea para nosotros. Es una faceta más de la eterna lucha interior humana entre los que nos conviene y lo que nos gusta.