La situación

El examen del PNV

«El PNV sostiene a Sánchez en Moncloa y el PSOE sostiene al PNV en el poder autonómico. Que eso siga siendo así es el objetivo de los nacionalistas»

Las elecciones catalanas del 12 de mayo han tenido el efecto colateral de opacar el interés por las elecciones vascas del 21 de abril. Sin embargo, lo que decidan los votantes de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa podría tener unas consecuencias más importantes de lo que pudiera parecer.

Por primera vez desde los años 80, no es evidente que el PNV vaya a ser la lista más votada. Y si tal cosa llega a producirse, será interesante conocer el análisis que los dirigentes del nacionalismo vasco hacen de ese eventual retroceso electoral. Será especialmente interesante si, como parece, esa regresión se produce en beneficio de Bildu. Ambos partidos son socios de Pedro Sánchez, con lo que resulta factible, por igual, que el líder socialista acepte pactar con uno o con otro. Ya lo hace en Navarra con Bildu, con desparpajo y desenvoltura.

Pero, más allá de los asuntos vascos, el PNV somete al examen de los votantes su apoyo a Sánchez desde junio de 2018, y el modo en que lo ha ejercido durante estos años, formando parte del club de partidos satélites del PSOE junto con Bildu, Podemos, Sumar, Esquerra Republicana o Junts, entre otros. El partido de la derecha nacionalista y católica vasca comparte objetivos con determinadas formaciones cuyos propósitos se parecen como un huevo a una castaña a los del PNV. Pero caminan juntos desde aquella última semana de mayo de 2018, cuando los nacionalistas vascos aprobaron los presupuestos de Rajoy (previo peaje), y ocho días después lo despellejaron apoyando la moción de censura de Sánchez (previo nuevo peaje).

Ahora, además, el aparato del PNV, controlado por Andoni Ortúzar –más orientado hacia el sanchismo–, se impone sobre el rostro institucional –y más predispuesto a un acercamiento al PP de Feijóo– del lendakari Íñigo Urkullu.

El PNV sostiene a Sánchez en Moncloa y el PSOE sostiene al PNV en el poder autonómico. Que eso siga siendo así es el objetivo de los nacionalistas. Puede serlo también de los socialistas. Pero los resultados electorales los carga el diablo. Sánchez lo sabe desde que el 23J dejó al líder socialista en manos de Puigdemont.