El buen salvaje
Las familias
Como en todas las leyes auspiciadas por Podemos, importa más la ideología que la necesidad
Lo de la familia como el origen de nuestros males está dicho, así formalmente, mucho antes de que los cuñados se hicieran célebres en las cenas de Navidad. El marxismo ya le echó un órdago por considerarla represora y alienante, recua de explotados y explotadores y entidad de dominación burguesa, como si la familia, como unidad de destino a la hora de heredar, no existiera desde tiempo inmemorial antes de que la burguesía fuera el enemigo a batir. Ay, los Medici. Lo que Belarra pretende con su ley de familia es vengarse de los apellidos y de que el abuelo soñara dejarle las tierras al nieto.
Claro que hay nuevos tipos de familia, que los grupos humanos no se aglutinan, entre los humanitos normales, igual que hace cincuenta años, pero, Ione, no hacía falta sacar veinte tipos diferentes, que algunas se solapan y se contradicen, que ya lo advierte el CGPJ. Puestos a elegir, prefiero una familia que se odia pero cuyos miembros no pueden vivir fuera de ella, como los Roy de «Succession», que otra que pasa de preparar un regalo para los Reyes Magos. Montescos y Capuletos. Mi mamá me mima. Me importa mi mamá y mi papá. Si no, no hubiera querido matarle como cualquiera cuando uno tiene quince años. Y las vecinas. Es una injusticia que las vecinas no se incluyan en el mismo plano que las tías del pueblo.
Queremos favorecer la natalidad (a mi que me registren) y sin embargo a las familias numerosas se las extingue entre otras que también pueden pasar apuros. Pero es que no es lo mismo tener tres hijos que uno pero con un cónyuge con minusvalía, que debería tener otros asideros para agarrarse a la subsistencia. Como en todas las leyes auspiciadas por Podemos, importa más la ideología que la necesidad, dejar arañada la pared para que la pintura se desvanezca como los frescos de Pompeya ante el paso de un volcán reivindicativo de nada. Hace tiempo que Pepe Isbert dejó de buscar a Chencho, pero es que a este paso no se libra de la quema ni Peppa Pig.
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