El canto del cuco
Las fronteras de los partidos
Existe otra tierra fronteriza, muy poco distinguible, entre el socialismo de Sánchez y ese conglomerado que se presenta ahora bajo el letrero de Sumar
No es fácil deslindar una fuerza política de la que está al lado. Ocurre como en las lindes de los territorios. El viajero se encuentra con el letrero que le avisa de que entra en otra provincia o en otra comunidad autónoma, pero contempla el paisaje que tiene delante y no acierta a distinguir las variaciones a un lado y otro del cartel. Si las hay, son inapreciables: los mismos cultivos, los mismos árboles, las mismas quiebras del terreno, los mismos tipos humanos y la misma arquitectura. En los espacios fronterizos se diluyen las diferencias. No suele haber un corte abrupto, sino un «conitinuum», una franja común, indiferenciada, que puede ser más o menos amplia.
Algo parecido sucede en el campo de la política. Son precisamente esos espacios fronterizos entre los partidos los que favorecen el diálogo, el entendimiento y los pactos. Si no existieran, estaríamos condenados al enfrentamiento continuo y la ingobernabilidad. Lo primero que hacen los regímenes totalitarios es imponer la uniformidad ideológica y política. Lo razonable, por eso, y lo democrático sería fomentar el diálogo y el entendimiento en esos territorios comunes en lugar del despropósito de convertirlos en trincheras para tirarse unos a otros los trastos a la cabeza. Se da el caso comprobado de que las comarcas fronterizas son más ricas culturalmente. También se comprueba que en esos espacios políticos cercanos florece con más facilidad la tolerancia y las buenas ideas.
Hay ahora en España tres espacios políticos fronterizos que merecen una atenta consideración: el existente entre Vox y el Partido Popular, el que se extiende entre el PP y el PSOE, y el que separa a los socialistas del magmático invento de Yolanda Díaz. De cómo se comporten entre ellos dependerá en gran manera el futuro político del país. En esta última etapa ha habido una quiebra de relaciones en el centro entre socialistas y populares, que ha llevado al surgimiento de dos bloques enfrentados, aparentemente irreconciliables. Según los sondeos, hay ahora mismo, por el escoramiento del PSOE a su izquierda, un trasvase de votantes socialistas al partido de Núñez Feijóo. Existe otra tierra fronteriza, muy poco distinguible, entre el socialismo de Sánchez y ese conglomerado que se presenta ahora bajo el letrero de Sumar. El riesgo entre ellos es la excesiva confusión ideológica. En fin, está el amplio espacio fronterizo entre Vox y el PP. Tienen mucho en común. Algunas diferencias de fondo y de estilo impiden el completo entendimiento o reagrupamiento. Pero todo indica que están condenados a entenderse, como ocurre, cada vez más, en los países europeos de nuestro entorno.
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