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El trípode

¿Con Furor a apoyar a Hamás?

Cabría una solución intermedia, que sería que Sánchez, junto a su vicepresidenta Yolanda Díaz, con el entusiasta apoyo de Ada Colau y Greta Thunberg, se embarcara en la flotilla junto a ellas

Es el caso del navío de la Armada de nombre Furor, enviado por Sánchez a dar protección a una flotilla destinada presuntamente a dar apoyo humanitario a los gazatíes que, según él, están siendo sometidos a un genocidio por parte de Israel. Y del que, en su opinión, precisamente les estaría protegiendo su admirada y admiradora suya, la acreditada organización dedicada a la beneficencia y protección de los derechos humanos, denominada Hamás. De padecer un genocidio, el pueblo judío tiene reconocida experiencia; al igual que, de desear e intentar que lo vuelva a padecer, la tiene la reconocida Hamás, cuyo objetivo prioritario es acabar con el Estado de Israel y «echar a los judíos al mar». Es algo evidente para quien quiera analizar objetivamente lo que está sucediendo al respecto, que Sánchez está explotando el asunto de Gaza con un exclusivo interés político personal, para huir del foco de la noticia centrado en los casos judiciales que le rodean y su manifiesta incapacidad para gobernar, al no poder aprobar ni los Presupuestos ni otras iniciativas legislativas de especial relevancia. Que de entre las más recientes podemos destacar la de reducción de la jornada laboral o la transferencia de la gestión de la inmigración pactada con Puigdemont. Que el sanchismo está totalmente fracturado con Podemos por un extremo y por Junts por el otro, es ya una evidencia de la que intenta huir ahora hacia Gaza con decidido Furor. En este caso hay un dato muy importante y que no puede pasarse por alto, dado que podría tratarse de unos presuntos delitos de prevaricación, además del de malversación. Al dar la orden de que una unidad militar acuda a proteger a una flotilla privada que tiene por finalidad hacerse propaganda política –y disfrutar de un crucero marítimo– con el pretexto de prestar ayuda humanitaria a los gazatíes. Dada la situación de guerra declarada en la zona y de tratarse de una flotilla claramente alineada políticamente con la organización terrorista islámica Hamás, contra la que combate Israel, el riesgo de que se produzca un incidente de imprevisibles consecuencias es evidente. Y enviar a una unidad de la Armada hacia una zona de guerra para proteger a unos particulares que acuden en apoyo de uno de los bandos enfrentados sin conocimiento ninguno del Congreso, y con una finalidad estrictamente de interés político personal y partidista, viola la ley de Defensa Nacional. Cabría una solución intermedia, que sería que Sánchez, junto a su vicepresidenta Yolanda Díaz, con el entusiasta apoyo de Ada Colau y Greta Thunberg, se embarcara en la flotilla junto a ellas. De esta manera, y con Furor, quizás defendería el interés general de España en Gaza.