Al portador
El «Furor P-46» y el peligro enorme de jugar con fuego
El riesgo está ahí, es evidente, y el inquilino de La Moncloa lo sabe, pero fía su ofensiva política a la catástrofe de Gaza y no cejará
Edmund Burke (1729-1797), padre del liberalismo conservador británico, creía que «el peligro llega más aprisa cuando se le desprecia». Osho (1931-1991), crítico de Gandhi (1869-1948), conocido como «el gurú del sexo», sostenía que «si no vives peligrosamente, no vives» y que «la vida solo florece en peligro». Pedro Sánchez, sin duda, estaría más de acuerdo con el segundo que con el primero. No solo es un virtuoso de la resistencia, sino también de coquetear, cuando otros no se atreven, con el peligro y, hasta el momento, salir airoso. Ahora vuelve a jugar con fuego al enviar, acaso con órdenes un tanto vagas, al Buque de Acción Marítima (BAM) «Furor P-46», de la Armada española, en apoyo de la llamada Global Sumud Flotilla, que lleva ayuda a Gaza. El barco de guerra, por muy poco equipado que esté –que lo está–, debería acudir en auxilio de la Flotilla si fuera necesario. Israel ya ha advertido que no permitirá que la Flotilla llegue a Gaza y pide que entregue la ayuda humanitaria en Chipre o en cualquier puerto cercano, pero no en territorio israelí. El problema –y el riesgo– es si el Gobierno de Netanyahu recurre a su marina para impedirlo y si eso provoca algún incidente que obligara a la intervención del buque de guerra español o de los que ha enviado Italia. Las autoridades israelíes, conscientes de los riesgos, dicen que no ven problemas en que los barcos de las armadas italiana y española naveguen tras la Flotilla, pero también han insistido en que impedirán que entre alguna embarcación en «la zona activa de combate». Como la Flotilla lo intentará, nadie puede descartar un lance imprevisto que involucre, de forma directa o indirecta, a los buques de guerra. El riesgo está ahí, es evidente, y el inquilino de La Moncloa lo sabe, pero fía su ofensiva política a la catástrofe de Gaza y no cejará. Por ahora, ha logrado generar desconcierto y desasosiego en el PP, en donde Feijóo, como el Rey, evita el término «genocidio», el mismo que no le importa utilizar al andaluz Juanma Moreno, mientras Díaz Ayuso insiste en la responsabilidad de Hamás. También Felipe González puso por delante a los terroristas islámicos lo que no le impidió, como a tantos otros, exigir el fin de la catástrofe humanitaria. Sánchez cree que Gaza le da resuello a él, pero también a Podemos y a los socios que necesita para volver a ser «más» tras unas elecciones y, aunque nadie ose decirlo, un incidente en defensa de la Flotilla tendría su valor. El riesgo es jugar con fuego y que haya barcos de guerra por medio porque el peligro llega antes cuando se le desprecia, ya lo decía Burke.