Los puntos sobre las íes
El PP pelotea al íntimo de Alvise
El partido más importante de este país haciendo la pelota a un outsider aliado de un chorizo de marca mayor
Si mañana sale de la lámpara de mi casa un genio y me ofrece elegir entre dos deseos, «cien millones de euros» o que «Sánchez desaparezca del mapa», tendría meridianamente con cuál quedarme. Cierto es que 100 kilos me resolverían la vida por los siglos de los siglos pero no hay color frente al orgasmo moral que experimentaría contemplando al gran corrupto abandonar Moncloa con la cabeza gacha camino de ese merecido desprecio ciudadano que será la constante el resto de su vida.
El único obstáculo en forma de piedra de 10 toneladas que se interpone entre mis deseos y la realidad es la congénita torpeza de la derecha patria. Masoquista a más no poder. Genuflexa, acomplejada y autodestructiva. En la campaña de las últimas generales tenían el poder en el bote y lo tiraron por la borda a última hora por fiarse de uno de esos spin doctors expertos en fabricar tormentas perfectas. Consecuencia: regalaron la supervivencia in extremis a ese caudillo que duerme todas las noches con una cinco veces presunta delincuente. Y Otegi, Yolanda Díaz y Puigdemont tan contentos.
No aprenden. Ni los unos ni los otros. No son quintacolumnistas de Ferraz, son simple y llanamente nuestra derecha. Observar a la presidenta de Baleares, Marga Prohens, coleguear y promover la rehabilitación de la mayor corrupta de España, Maria Antònia Munar –14 años de cárcel la contemplan–, es como para suplicar asilo político en Zambia. No menos descorazonador es el espectáculo que hemos padecido estos días al certificar estupefactos cómo la formación que ganó de calle las últimas generales pierde el trasero por hacerse una foto con Iván Espinosa de los Monteros, un posh de manual que te permitiría hacer el mejor negocio de tu vida si lo compras por lo que vale y lo vendes por lo que dice que vale. Un niño bonito que acabó degenerando en bluff. El personaje, por cierto, que desde las filas de Vox permitió al gran corrupto sacar adelante la votación de los fondos europeos.
Al inteligentísimo Feijóo no le voy a decir ni a contar cómo es el sujeto porque conoce perfectamente su miseria moral. Pero no estaría de más que sus aleixessanmartines de la vida dejasen de hacerle líos y le recordasen con quién se están jugando los cuartos. Ni más ni menos que con un íntimo de Alvise Pérez, el delincuente que se dedica a calumniar e injuriar por encargo y que acabará en su lugar natural, la cárcel. Hace no tanto se reunieron para concurrir juntos a las elecciones. Ahí están las imágenes que reprodujeron varios medios para corroborarlo.
Anteayer, en la presentación de una plataforma de cursilísimo nombre, Atenea, el ex portavoz parlamentario de Vox recibió la visita de Víctor de Aldama y el fundador de Desokupa. Normal. Son sus amigos. Igualmente comprensible resulta la presencia del director de comunicación de Se acabó la Fiesta en las Europeas, Vito Quiles, porque como digo su jefe e Iván son uña y carne. Lo que sigo sin entender es qué pintaban allí una Cayetana Álvarez de Toledo que sigue sin encontrar su lugar en el mundo, el admirable Juan Bravo y Guillermo Mariscal. Lo nunca visto: el partido más importante de este país haciendo la pelota a un outsider aliado de un chorizo de marca mayor. Esta más locoide que genialoide pirueta no quitará a Vox demasiados votos y encima encabronará a los de Abascal. Resultado: un pan como unas tortas. Siempre hay un michavilo presto y dispuesto a tirarte por la borda, eso sí, a cambio de una minuta con seis ceros. Que el suicidio asistido no es gratis.