Al portador

El Gobierno de las mentiras

«El catálogo de falsedades y la nómina de falsarios es interminable, como aflora el juicio al fiscal general»

Jean François Revel (1924-2006), que fue un gran liberal –y para muchos solo eso sirve para descalificarlo–, ya lo escribió en 1988: «La primera de todas las fuerzas que dirigen el mundo es la mentira.» Byung-Chu Han, el filósofo de origen surcoreano que escribe en alemán y que acaba de recibir el premio Princesa de Asturias, es muy popular gracias a sus críticas, tan simplista como antiguas, a lo que llama «neoliberalismo». El jurado del galardón, con todos los respetos, quizá debería ser más prudente o profundizar más en la obra de quienes distingue. La mentira, casi cuarenta años después de que lo denunciara Revel sigue a la cabeza del gobierno del mundo. En España y en todas partes. Las mentiras, catalogadas en su día, de Donald Trump, por ejemplo, son incontables. Tampoco le andan a la zaga otros líderes, con Putin, por supuesto, en un podium muy disputado. La mentira, en el paisaje público español, goza de una salud inmejorable. El catálogo de falsedades y la nómina de falsarios es interminable, con los políticos en el pelotón de cabeza. Carlos Mazón, con sus múltiples versiones de sus andanzas la tarde trágica de la dana y todas sus torpezas hasta el último momento, se lleva la palma. Sin embargo, no es el único. Koldo, que volverá a ofrecer tardes gloriosas, Ábalos y algunos ministros, el último Torres, también destacan. El desarrollo del juicio, insólito en una democracia occidental, a un fiscal general, en este caso Álvaro García Ortiz, constituye toda una enciclopedia de mentiras, casi todas con origen y finalidad política. Sus raíces se hunden en las cañerías más profundas de La Moncloa o la Real Casa de Correos, en la Puerta del Sol madrileña, desde donde la presidenta Díaz Ayuso las tiene tiesas con Pedro Sánchez, al que es una de las pocas personas capaces de desquiciarle. Es lo que explica –mentiras de todos incluidas y ya se verá quién mentía más– el espectáculo alrededor de la evasión fiscal –admitida– de González Amador, novio de la presidenta madrileña, y las maniobras del fiscal García Ortiz. Culpable o no, la Justicia dirá, no hizo nada que no hicieran sus predecesores, solo que a él han podido pillarlo «in fraganti». Y no solo mienten los políticos. La OPA frustrada del BBVA sobre el Sabadell es otro ejemplo más del gobierno de las mentiras y de que dirige el mundo, Ravel, dixit.