El trípode

La guerra de nunca acabar

El 29 de noviembre de 1947 la Asamblea General de la ONU, una vez alcanzados los 2/3 necesarios, aprobaba una histórica Resolución por la que acordaba la partición del territorio de Palestina

El 29 de noviembre de 1947 la Asamblea General de la ONU, una vez alcanzados los 2/3 necesarios, aprobaba una histórica Resolución por la que acordaba la partición del territorio de Palestina, administrado por el Reino Unido desde el final de la Primera Guerra Mundial, sucediendo al Imperio Otomano derrotado y desaparecido con ella. Se creaban dos estados, uno israelí y otro palestino, y se otorgaba un estatuto especial internacional para Jerusalén, Ciudad Santa para las tres grandes religiones monoteístas: el Cristianismo, el Judaísmo y el Islam. Israel fundaría su nuevo Estado en Tel Aviv el 14 de mayo de 1948, siendo Ben Gurión su primer presidente. La respuesta de los países árabes limítrofes no se hizo esperar, y a las pocas horas le declararon la guerra Líbano, Siria, Irak, Transjordania y Egipto, rodeándola por el este, el norte y el sur. Esa guerra fundacional también denominada «de la independencia» por los israelíes, finalizó en enero de 1949 con la rotunda derrota de los países árabes.

Se habla del «Estado palestino» que nunca ha existido como tal, habiendo perdido la ocasión histórica de haberse creado en paralelo al Estado de Israel. Las víctimas inmediatas de aquel terrible error son los refugiados palestinos, principales damnificados de aquella guerra que se ha desarrollado desde entonces sin práctica solución de continuidad. La Guerra del Canal de Suez de 1956 –interrumpida por el «silbido de Foster Dulles», Secretario de Estado del Presidente estadounidense Eisenhower–, la guerra de los Seis Días de 1967 y la del Yom Kippur de 1973 junto a la del Líbano de 1975, conforman una sucesión interminable de violencia que se añade a la actual contra Hamás, de imprevisibles consecuencias.

En el tablero geopolítico mundial, la organización terrorista Hamás ha tomado el relevo bélico e informativo de Rusia y Ucrania con su ataque criminal del pasado día 7 contra ciudadanos civiles y militares israelíes. Una sorprendente ofensiva en su ejecución, cuyas intenciones últimas se esconden en las tinieblas del poder oculto que mueve los hilos del mundo. Se dice que se sabe cuándo empiezan las guerras, pero no cuándo y cómo acaban, y esta no va a ser una excepción, sino todo lo contrario

Los palestinos habitantes de Gaza son auténticos rehenes de los intereses de la república islámica de Irán con Hamás de intermediario, que de momento parece haber conseguido su objetivo de impedir la normalización de relaciones de Israel con su gran adversario suní, Arabia Saudí. Es una batalla de la guerra geopolítica de Occidente con China y Rusia, con una guerra de religión de musulmanes entre sí, y con Israel como coartada común para todos.