
El trípode
Entre Hiroshima y Nagasaki: destrucción mutua asegurada
Se estima en 140.000 las víctimas mortales de aquellos bombardeos que significaron que el 15 de agosto el emperador Hiro Hito anunciara la rendición
Anteayer, día 6, y mañana, día 9, ambos del mes de agosto, son dos fechas muy señaladas en la Historia de la Humanidad. Hace 80 años, en 1945 y en esos dos días, se lanzaron las dos primeras bombas atómicas –y hasta ahora las únicas– sobre dos objetivos civiles, dos ciudades, ambas japonesas, Hiroshima y Nagasaki respectivamente. El objetivo era obligar a la rendición incondicional del Imperio del Japón en su guerra contra EEUU comenzada el día 8 de diciembre de 1941, día siguiente al bombardeo nipón sobre la base naval estadounidense de Pearl Harbour en Hawái. Y en esa fecha y con ese acontecimiento, la Segunda Guerra Mundial entraba en una nueva fase. La contienda mundial había comenzado el 1º de septiembre de 1939 con la invasión de Polonia por los nazis y los soviéticos tras el pacto entre Hitler y Stalin para repartirse aquellas zonas de la Europa oriental, y tomó un drástico cambio el 22 de junio de aquel 1941 al traicionar Hitler a su aliado Stalin y comenzar la invasión de la URSS. Esa guerra acabaría en Europa el 8 de mayo de 1945 con la rendición incondicional del Tercer Reich alemán, prolongándose en el Pacífico entre EE. UU. y Japón. Se estima en 140.000 las víctimas mortales de aquellos bombardeos que significaron que el 15 de agosto el emperador Hiro Hito anunciara la rendición que se formalizaría el 2 de septiembre a bordo del acorazado Missouri atracado en la bahía de Tokio. El general MacArthur encabezaría la delegación aliada ante la que sería firmada el acta de rendición que daría fin a la Segunda Guerra Mundial. Con ese acto se cerró un trágico capítulo de la Historia del siglo XX, que había vivido las dos guerras más importantes de toda la Historia Universal.
Comenzaba una etapa que pasaría a conocerse como la «guerra fría» por contraposición a esas dos anteriores, al tomar conciencia de que con el arma atómica una nueva guerra no iba a tener vencedores. El acrónimo DMA –«Destrucción Mutua Asegurada»– fue el obligado freno a una eventual Tercera Guerra Mundial «caliente», como las dos anteriores. De aquella experiencia de agosto de hace 80 años surgió el TNP, el Tratado de No Proliferación Nuclear, hoy con 191 países signatarios, y 5 con armamento nuclear. Aunque hay otros 4 países no signatarios, que también poseen esa arma: India, Pakistán, Israel y Corea del Norte. Rusia es el mayor poseedor de artefactos nucleares, seguido por EE. UU. y China. Con la guerra en Ucrania y en Oriente Próximo, con Rusia e Israel de actores principales, el riesgo hoy de una DMA mundial es una realidad.
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