Y volvieron cantando
Inmigración regulada, país de «fachas»
El postureo político con este asunto tal vez requiera –aunque sea por un día– un breve paseo por Aluche, Vallecas o Villaverde para colegir que el pobre no roba al rico, sino a otro pobre
Vaya por delante que me encuentro entre quienes no tenemos claros algunos aspectos en la propuesta del PP, como el requisito lingüístico para acceder a una condición de inmigrante, llamémosle regularizado. Probablemente también me encuentro entre quienes son tachados de xenófobos por el mero hecho de defender una inmigración ordenada por necesaria. En este país la moderación además de vender poco resulta casi un ejercicio de heroísmo.
No ha tardado la maquinaria propagandística monclovita en agarrar la propuesta del Partido Popular para mostrarla como el abrazo definitivo del PP a los postulados de Vox. Discutible conexión del Gobierno con la calle sobre todo en lo relativo a delitos que puedan ser cometidos en nuestro país por ciudadanos foráneos, entre otras cosas porque, más allá de abrazar las posiciones de Vox, con quienes realmente se conectaría en esto –encuestas de todo tipo en mano– es con los propios votantes del PSOE, algo en lo que los dirigentes autonómicos y alcaldes socialistas ya han reparado sobradamente, pero que choca con la estrategia sanchista de señalar como «fachas» a quienes exigen la devolución a sus países de origen de inmigrantes que hayan delinquido de forma muy grave o con reiteración.
Otra probable falacia es la que denuncia supuestos distingos entre delincuentes nacionales y extranjeros todos sujetos a nuestro código penal. En efecto, no hay delincuentes de primera y de segunda, pero sí algo tan de sentido común como al menos ponderar la posibilidad de que el foráneo sea devuelto a su país, aun a riesgo de que allí no cumpla la pena… o tal vez la cumpla con creces.
Añadiré una tercera tergiversación gubernamental a propósito de la disyuntiva delincuencia/inmigración y sobre la que la ministra portavoz se metía en un pequeño lío afirmando que «solo» poco más del 30% de los delitos cometidos en España son a cargo de inmigrantes, pero ocultando que en el total de la población nacional «solo» el 17% son inmigrantes; ergo, matemática en mano –y soy de letras– el porcentaje de delincuencia global por parte de extranjeros es sensiblemente superior, casi el doble siendo exactos. El postureo político con este asunto tal vez requiera –aunque sea por un día– un breve paseo por Aluche, Vallecas o Villaverde para colegir que el pobre no roba al rico, sino a otro pobre. La «calle» no es la calle Serrano.