
Canela fina
Isidro Fainé o la sabiduría económica
«Mantendrá a la Fundación La Caixa como una de las tres más importantes del mundo, a favor de la cultura y los programas sociales»
Profundamente español, intensamente catalán, Isidro Fainé huyó siempre de las zahúrdas políticas, haciendo oídos sordos a las palabras entumecidas que le acosan desde la izquierda y desde la derecha. No heredó riqueza de sus padres, pero sí la honradez y la responsabilidad en el trabajo. Hijo de campesinos iletrados, Fainé creció en una casa sin agua ni electricidad. A los trece años trabajaba en una tienda de reparación de bicicletas. Gracias a su inteligencia y a su esfuerzo escaló altos puestos en las finanzas españolas y está considerado hoy como el más destacado empresario de España.
A pesar del tsunami político desencadenado en Cataluña, supo mantener a La Caixa, por él engrandecida, al margen de los zarandeos partidistas. No se rindió nunca. Supo triunfar siempre hasta convertir la Fundación La Caixa en una de las tres más importantes del mundo, junto a dos del gigante estadounidense y por encima de la Wellcome Trust del Reino Unido.
Isidro Fainé, aparte de su incansable actividad económica, preside hoy la Fundación La Caixa a la que ha dotado en los últimos años con cerca de 700 millones de euros anuales destinados a la cultura, la investigación y los programas sociales. Su última decisión, respaldada por el entero Consejo de Administración de Criteria Caixa, ha sido dotar a la Institución de una capacidad de inversión hasta los 8.000 millones de euros, poniendo a disposición de la Fundación, de aquí al año 2030, la cantidad de 4.000 millones de euros de dividendo para que ésta robustezca su atención a la cultura y a los programas sociales de investigación y becas.
Marean las cifras. Demuestran la capacidad para la gestión de Isidro Fainé. Siempre me impresionó al leer Le Figaro la lección periodística de Beaumarchais que lo encabeza: «Sans la liberté de blâmer, il n’est point d’éloge flatteur». Me he esforzado una vez más en escudriñar algún defecto de Isidro Fainé, en su vasta andadura empresarial y económica. Pero no lo he encontrado. Ha superado desde la serenidad y la eficacia todas las tormentas que cuartean la estabilidad catalana. Está considerado como el faro más potente y equilibrado de la libertad. Nunca aconsejó, por cierto, economías a los pobres. Creía, igual que Oscar Wilde, que eso sería como aconsejar que coma menos al que se está muriendo de hambre.
Luis María Anson, de la Real Academia Española
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