Aunque moleste
La moto de la economía
Cierto que en materia de deuda pública, desempleo e impuestos vamos disparados, en el grupo de cabeza de la UE
Dice Pedro Sánchez que la economía española va como una moto. Mirando los números más bien parece que lo que sucede es que el presidente nos está queriendo vender la moto. Cierto que en materia de deuda pública y desempleo vamos disparados, como-motos, en el grupo de cabeza de la UE, sólo que el pírrico crecimiento que hemos tenido este año no permite un exceso de optimismo, teniendo en cuenta que somos el último país de la Unión en recuperar el PIB pre-pandemia, con una Europa en recesión técnica y la locomotora alemana gripada.
Aunque es verdad. Vamos como motos en paro, deuda e impuestos. Líderes en desempleo, sin contar el maquillaje de los fijos discontinuos, la gran farsa de la lideresa vicepresidenta jefa de Sumar. Tenemos el doble de paro de la media de la UE. Pretende Yolanda que nos creamos que los discontinuos son fijos, cuando sabemos que en realidad son temporales y que cuando no trabajan están parados, pese a que no figuren como tales. Aun así, cosmética incluida, resulta que de cada cuatro parados de la Eurozona, uno es español, y que tenemos demasiado empleo público. Es una alegría encontrar un puesto de trabajo en la Administración, para quien lo encuentra, pero mientras más administraciones, empresas públicas y funcionarios tengamos, más deuda y déficit habrá, sin que eso tenga una ventaja económica equivalente. Es propio de regímenes comunistas.
Y es que en materia de deuda también vamos motorizados. Tenemos un billón y medio de euros en deuda y un déficit cercano al 5 por ciento, pese a que hemos batido en estos años de penuria todos los récords en recaudación. España es el país que más ha incrementado la deuda/PIB, el doble de la UE de los 27. Habiendo tenido mayores ingresos deberíamos haberla reducido, pero lo cierto es que la incrementamos, de manera que estamos entre los más endeudados de Europa, hasta el punto de que Bruselas le ha dicho a Calviño que se acabó la fiesta: en 2024 hay que regresar a la senda de la austeridad.
Y no digamos en impuestos. El único país de Europa que estaba pensando en subir la presión fiscal es España. Pese a haber ingresado más dinero que nunca, con nuevas tasas verdes, tasas por emisiones, tasas a las empresas, tasas a los ricos, tasas a los bancos, tasas a las eléctricas y tasas por respirar. También en impuestos vamos como motos, presidente, es verdad. Acelerando y sin freno. De ahí el deterioro del tejido empresarial.
Claro que como alguien ha decretado que la economía va bien, todo el mundo debe responder afirmando eso mismo, cual papagayos. El problema es que la gente no lo ve así. El último dato de inflación está en el 3.2 interanual, pero apenas pueden sostener que los precios bajan quienes llevan meses sin hacer la compra. Desde mediados de 2020, cuando empezó a subir la inflación, ésta ha aumentado un 16 por ciento, mientras que los salarios apenas crecen. De modo que España es el país que más renta disponible ha perdido de la OCDE. Una cuarta parte de los españoles está en riesgo de pobreza.
Diga lo que diga la propaganda, la economía no va bien. Lo percibe la calle.
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