El trípode del domingo

Octubre, mes del Rosario y la sinodalidad

La ideología de género, junto al aborto considerado como un derecho, es la máxima expresión de esa batalla espiritual que se libra entre el bien y el mal

En el mundo católico, el mes de octubre es el mes consagrado especialmente al rezo del Rosario, el arma de la victoria frente a las dificultades, contradicciones y sinsabores de todo tipo, que acompañan el peregrinar humano en esta vida. Con demasiada frecuencia se ve convertida en un valle de lágrimas, y no faltan motivos para rezarlo en medio de un mundo que ha dado la espalda a Dios como nunca lo había hecho en la bimilenaria Historia de la Iglesia de Jesucristo. La ideología de género, junto al aborto considerado como un derecho, es la máxima expresión de esa batalla espiritual que se libra entre el bien y el mal, en la cosmovisión de las «dos ciudades» descrita por san Agustín con ocasión de la caída de Roma saqueada por los bárbaros de Atila en 410.

Siglos después, el papa San Pío V, ante la decisiva batalla naval entre la Liga Santa por él convocada para hacer frente al Imperio otomano, decidido a controlar el Mediterráneo para a continuación conquistar la otrora Cristiandad europea, encomendó vivamente su rezo para conseguir la victoria. Fue tal día como ayer 7 de octubre, de 1571, y constituyó la batalla de Lepanto, reconociendo a la Virgen con el título de Nuestra Señora de las Victorias, y estableciendo esa fecha como la fiesta de la Virgen del Rosario en reconocimiento a Ella, unida a esa devoción.

En cuantas mariofanias se han producido y se siguen produciendo, Ella siempre encarece el rezo del Rosario como arma (espiritual) para afrontar el mal. En 1917 vendrá a Fátima, en plena Primera Guerra Mundial y pedirá el rezo diario del Santo Rosario para «alcanzar la paz en el mundo y el fin de la guerra». Advertirá además del peligro de una «guerra mayor» –será la Segunda Guerra Mundial– si no hay conversión, «al ser las guerras consecuencia de los pecados de los hombres».

Decíamos no faltan motivos para recomendar esta oración tan querida por el Cielo, y con mayor motivo en este mes de Octubre, con el Sínodo de la Sinodalidad debatiendo cuestiones doctrinales y morales que el común de los fieles creía tener claras, como el sacerdocio de las mujeres o las relaciones homosexuales entre otras. Ha pasado a la Historia la frase atribuida a los sabios bizantinos que estaban enfrascados en discutir acerca del sexo de los ángeles cuando los Otomanos se encontraban a las puertas de Constantinopla preparados para saquear la ciudad el 29 de mayo de 1453. Con Israel declarando ayer el «Estado de guerra» hay motivos sobrados para rezar por la paz.