El trípode

El PSOE sanchista: Frentismo Frankenstein

Con Pedro Sánchez se ha abierto el tiempo de una política que nos remite a lo peor de nuestra Historia republicana, con un PSOE largocaballerista

El encargo a Feijóo de intentar conseguir la confianza del Congreso para ser investido Presidente del Gobierno, abre una nueva etapa en el tiempo que se abrió hace un mes, el 23J. Esa jornada electoral proporcionó un resultado no idóneo para facilitar esa tarea en un sistema político partidista como el actual en España, caracterizado por una política frentista, con un bloque presuntamente «progresista» irreconciliable con el centro derecha.

De tener un mapa político con dos grandes partidos a derecha e izquierda del centro; liberal-conservador uno y socialdemócrata el otro, junto a otros minoritarios, a un extremo y otro respectivamente, hemos pasado a la actual situación. Del «Consenso» del espíritu constitucional donde los vetos partidistas quedaron subordinados a la consecución del bien mayor de una Constitución que fuera realmente «de todos y para todos», se dio paso a un bipartidismo, –«imperfecto» en la medida en que existían más formaciones con representación parlamentaria– pero en el que la suma de las dos principales no bajaba de los 300 escaños del Congreso.

La denominada «nueva política» tomó el relevo en plena crisis financiera mundial con su correspondiente crisis económica y social, al requerir de drásticas políticas de ajuste para evitar el «rescate» de nuestra economía por los denominados «hombres de negro» de la UE. Así, las elecciones de 2015 repetidas en 2016, alumbraron nuevas caras y partidos parlamentarios nacionales, Albert Rivera y Pablo Iglesias, con Cs y Podemos, en un quasi sorpasso del PP y PSOE, y que significaban una auténtica mutación del mapa político español.

Esa «novedad» política ha sido tan efímera que de estar en condiciones de tomar ese relevo, en apenas siete años no solo han desaparecido ambos líderes sino también sus partidos. Pero junto a ellos, y tras la dimisión de Rubalcaba, emergió un nuevo liderazgo socialista en la persona de Pedro Sánchez. Lo lamentable es que con él, sí que se ha abierto el tiempo de una nueva política en España, y que por desgracia nos remite con sus leyes memorísticas y su praxis a lo peor de nuestra Historia republicana, con un PSOE largocaballerista.

Su propio partido ya lo intuyó cuando le cesó de la Secretaría General el 1º de octubre de 2016, tras sus dos fracasos electorales –89 diputados en diciembre de 2015 y 84 seis meses después–, y que con su política del «No es No» abocaba irremediablemente a un gobierno Frankenstein –en expresión del malogrado Rubalcaba– o a unas terceras elecciones. Su regreso al frente del socialismo, y con la moción de censura también al frente del gobierno, nos ha abocado al actual frentismo Frankenstein.