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El trípode

«¿De quién depende la fiscalía? Pues eso»

La Comisión Europea ha emitido un informe demoledor al Tribunal de Justicia de la UE, sobre su ley de «autoamnistía»

Estamos sumidos en el desarrollo de lo que puede llegar a convertirse en un auténtico golpe de Estado «blando», es decir, no militar ni armado y sin violencia física ninguna, pero efectuado mediante la virtual eliminación de los poderes que son contrapesos independientes del poder ejecutivo del gobierno. Por ello, la «división de poderes» teorizada por Locke y Montesquieu, se generalizó como el pilar básico del nuevo régimen que alumbró la revolución que acabó con la monarquía absoluta, en la que el monarca concentraba en su persona los tres poderes. Estamos muy lejos de felicitar a aquel acontecimiento, auténtico parteaguas de nuestra reciente Historia, pero lo cierto es que esa «separación» fue una luz en medio de las tinieblas revolucionarias de su guillotina. Actualmente, el Frente Popular sanchista está desarrollando una clara intención de concentración de su poder, mediante la ocupación del Poder Legislativo con una presidenta del Congreso sumisa servidora política suya, impidiendo de hecho el control político de Sánchez con sus reiteradas ausencias y dilatando los tiempos para que no pueda comparecer a responder del escándalo de su fontanera mayor Leire Díez hasta después del verano, así como de su fiscal general. En cuanto al Senado, al no poder controlarlo, lleva más de un año sin comparecer ante él. Ya dijo al Comité Federal socialista, que «estaba dispuesto a gobernar sin el apoyo del legislativo», lo que significa una democracia parlamentaria «sin Parlamento», que por cierto también lleva semanas sin legislar. En cuanto al otro poder, el Judicial, su continuada descalificación de los jueces que «osan» procesar a su entorno familiar, al de su partido y a su Gobierno, alcanza su culmen con el ataque al máximo órgano jurisdiccional de nuestro Estado de derecho el Tribunal Supremo, que se ha atrevido incluso a procesar a «su» fiscal general: «¿De quién depende la fiscalía? Pues eso». Esa conocida afirmación suya, tiene la respuesta de apoyarle totalmente y sin fisuras y con declaraciones de ministros –con el habitual Óscar Puente a la cabeza– que descalifican al TS al que acusan de ser «la auténtica oposición al Gobierno». En cuanto al máximo intérprete de la Carta Magna, el Tribunal Constitucional, su presidente no tiene empacho ninguno en que «el vuelo de las togas de sus progresistas magistrados, entre ahora en contacto con el lodazal del camino». Si como Fiscal General, era el polvo del camino el contacto con las togas de sus fiscales, ahora está preparando una enlodada sentencia sobre su autoamnistía al gusto de su jefe. De momento, la Comisión Europea ha emitido un informe demoledor al Tribunal de Justicia de la UE, sobre su ley de «autoamnistía».