El trípode

De la Revolución Francesa a la Revolución bolchevique

Un siglo antes del triunfo de la Revolución Francesa se produjeron unas revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús a santa Margarita Maria de Alacoque, joven religiosa salesa en Paray-Le-Monial.

Hoy 14 de julio Francia conmemora la toma de la Bastilla en 1789, y lo hace como su fiesta nacional con la solemnidad y protocolo propios de este tipo de efemérides. Lo que se celebra es el triunfo de la Revolución que marcará un punto de inflexión en la Historia no solo de Francia, sino de todo Occidente. A principios del siglo XVI se pasó de la Cristiandad –como era denominada Europa– a la Modernidad de finales del XVIII, con la transición intermedia del Renacimiento marcado por las ideas del racionalismo cartesiano, el herético Jansenismo, la Enciclopedia y la Ilustración, que precipitaron finalmente en ese 1789 la Revolución Francesa de la mano de la razón… y de la guillotina.

Para la humanidad fue un cambio de enorme trascendencia, reflejado en la transformación de la precedente sociedad «teocéntrica» –con Dios como centro, medida y referencia del universo expresado artística y religiosamente en sus maravillosas catedrales, románicas y góticas– a una sociedad «antropocéntrica» en la que el hombre y sus derechos, desligados de la dignidad de ser una criatura predilecta de Dios, ocupan en esa nueva cosmovisión el lugar central antes reservado para Él.

Un siglo antes del triunfo de la Revolución Francesa se produjeron unas revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús a santa Margarita Maria de Alacoque, joven religiosa salesa en Paray-Le-Monial. En la última de ellas, en 1689, le pidió trasladara al Rey Luis XIV su deseo de que éste se consagrara a su Sagrado Corazón, con la promesa de bendecir su reinado. Ni él ni sus sucesores harían la consagración pedida, y exactamente 100 años después se desencadenó la Revolución y se produjo el derrocamiento de la Casa de Borbón con Luis XVI. Después se promulgaría el «Manifiesto Comunista» de Marx y Engels.

Pero la fecha de ayer también nos remite a Fátima, a la Segunda Guerra Mundial y a otra Revolución, la bolchevique del Octubre Rojo. Todos estos acontecimientos están unidos por la promesa de la Virgen de evitar «la expansión de los errores de Rusia (el comunismo) por el mundo» si esta nación se consagraba a su Inmaculado Corazón.

Así, vemos que en previsión de una y otra Revolución, la Providencia se manifestó con claridad: Para prevenir la Francesa, lo hizo el Sagrado Corazón de Jesús con la petición de consagrarle Francia por el rey; para prevenir la comunista, el Inmaculado Corazón de María con su solicitud de consagrarle Rusia por el Papa en comunión con todos los obispos del mundo. En ambos casos las peticiones fueron desoídas por el hombre. Teología de la Historia.