Sin Perdón
El sacrificio de Irene Montero
«El ‘‘movimiento del 15-M’’ se ha traducido en la irrupción de una nueva casta»
Uno de los argumentos disparatados de la izquierda mediática y los hooligans de Iglesias es que Irene Montero es odiada por las derechas. El término odio, que es moneda corriente en la política española, me produce un enorme desagrado. Es el frentismo guerra civilista que tanto les gusta a algunos, aunque la Guerra Civil finalizó en 1939. Hay mucha gente en la izquierda que vive muy bien políticamente a costa de sacar a pasear al franquismo o esgrimiendo ese progresismo trasnochado basado en que llega una ola reaccionaria como si estuviera en peligro el Estado de Derecho. Al margen de la ignorancia que muestran sobre el ordenamiento constitucional y el marco europeo, ha llegado un momento en que una mayoría amplia de la sociedad española ignora esa política asamblearia e inconsistente de Sánchez y sus socios. Los problemas de Irene Montero no provienen de la derecha, ni política ni mediática, sino de su inexperiencia, su soberbia y su agresividad. El veto es una consecuencia directa de su actitud displicente con Yolanda Díaz y sus enfrentamientos con los dirigentes de los partidos que se han incorporado a Sumar.
Montero alentó y apoyó las purgas que destruyeron Unidas Podemos. No fue solo Iglesias el que decidió convertir un partido fuerte en una secta de fervorosos seguidores del líder. Es bueno recordar que abandonó la primera línea de la política para mandar desde fuera. Por eso, dejó a Irene Montero e Ione Belarra al frente del partido y designó, sin necesidad de ninguna consulta, a Yolanda Díaz como cabeza de lista para las elecciones generales de 2023. Fue un comportamiento muy propio de las formaciones comunistas, donde el gran conductor decide la sucesión según le viene en gana. Como paso previo la había allanado por medio de las purgas, así como la ausencia de ningún contrapeso a su absolutismo. El problema es que el «movimiento del 15-M» se ha traducido en la irrupción de una nueva casta, sobre las bases de los cambios de piel del comunismo y sus movimientos antisistema, que vive muy bien de la política, la confrontación y el radicalismo.
Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)
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