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El trípode
Para Sánchez el deseo de oponerse a Israel, por su actuación en Gaza, es digno de admiración y reconocimiento público, aunque los medios utilizados obliguen a adoptar unas medidas de seguridad nunca conocidas
En un acto en Sevilla para promocionar a su candidata M. Jesús Montero, Sánchez expresó su entusiasta admiración hacia los manifestantes que han boicoteado la Vuelta Ciclista a España por su rechazo a lo que sucede en Gaza. Así que tenemos un ejemplo muy claro de que para el sanchismo “el fin justifica los medios”, que es una frase atribuida a Nicolás de Maquiavelo como una evidencia derivada de la lectura de su obra “El Príncipe”. Así que para Sánchez el deseo de oponerse a Israel, por su actuación en Gaza, es digno de admiración y reconocimiento público, aunque los medios utilizados obliguen a adoptar unas medidas de seguridad nunca conocidas para evitar la definitiva suspensión de la Vuelta. Eso tras numerosos altercados y problemas causados en varias etapas del recorrido, con violencia y accidentes incluidos. Ya en su conducta política habitual, ha dado sobradas pruebas de su aplicación, que es rechazada totalmente por una elemental ética y moral propia de una sociedad civilizada, cuando para mantenerse en el poder —que es su objetivo prioritario y supremo— es capaz de utilizar todos los medios necesarios para ello. Y que incluyen incumplir y no respetar todo tipo de compromisos públicamente asumidos con anterioridad. Desde pactar con los bilduetarras con los que “no había nada que hablar” a hacer lo mismo con los separatistas catalanes “en cuyas manos nunca dejaría la gobernabilidad de España”. Sin olvidar a Podemos, con quienes tampoco lo haría porque “una gran parte de los españoles no podrían dormir”. Estos días hemos visto cómo los comunistas socios de Sumar de su Frente Popular han promovido con entusiasmo esas manifestaciones, que en el País Vasco han efectuado también sus aliados parlamentarios especialistas en la “kale borroka”, la “lucha callejera”, de la que sus queridos abertzales son consumados protagonistas, ahora convertida por ellos en “borroka ciclista”. Para darse cuenta de la gravedad que significa aplicar esa afirmación —de que “el fin justifica los medios” — a conveniencia del interés de sus promotores, basta tomar conciencia de que se encuentra en la raíz de todo tipo de violencia. Muy peligrosa en una sociedad radicalizada y polarizada, promovida como estrategia política por quienes ocupan el poder para mantenerse en él. Que obviamente es ya el caso de España, con el Frente Popular sanchista instalado en el Gobierno. El atentado contra Charlie Kirk en EEUU es un trágico ejemplo de ello, al tratarse de un presunto "ultraderechista" al que convenía eliminar por defender un discurso odiado por los radicales izquierdistas seguidores de la cultura "woke". Estamos todavía a tiempo de evitar en España tragedias similares. Pero no precisamente apoyando la “borroka ciclista”.
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