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Sánchez, lo inevitable, lo inesperado y el PIB

El Gobierno intenta lanzar las campanas al vuelo. Es lógico, incluso legítimo. También que eluda los asuntos menos favorables como, por ejemplo, que la renta per cápita ha pasado de ser el 92% de la media europea al 85%

John Maynard Keynes (1883-1946), el economista más influyente del siglo XX y quizá principios del XXI, que Pedro Sánchez ha estudiado y leído –ya sea poco o mucho–, era también un escritor ingenioso, mordaz y ameno cuando eludía los asuntos técnicos. En uno de esos textos afirma que «lo inevitable rara vez sucede, es lo inesperado lo que suele ocurrir». Solo el inquilino de la Moncloa sabe si leyó esa frase y si se acuerda de ella, aunque cualquiera apostaría a que la suscribe de la primera a la última letra. Ahora que también anda de entrevistador televisivo, quizá le suene que una famosa guionista y presentadora americana, Joan Rivers (1933-2014), decía que «en la vida lo único que se puede esperar es lo inesperado». El presidente, que acaricia ese clavo ardiente, tiene suerte en el final de la legislatura con la economía, mejor dicho, con la macroeconomía que, sin embargo, no está claro que mueva demasiados votos. Por fin, el INE certificó ayer que España ha recuperado el PIB de antes de la pandemia y que la economía crece más de lo previsto. La vice Nadia Calviño, que debía conocer el dato por adelantado, inició las celebraciones hace un par de días. Destacaba además que el PIB español es el que más sube de la zona del euro. Es cierto, pero también, que España ha sido el último país en rehacerse del bajón de la pandemia y que suele ser el último el entrar en crisis. Claro, que si eso ocurre, será después de las elecciones y un problema más –hay unos cuantos que llaman a las puertas– para el mismo o el próximo inquilino de la Moncloa.

El Gobierno intenta lanzar las campanas al vuelo. Es lógico, incluso legítimo. También que eluda los asuntos menos favorables como, por ejemplo, que la renta per cápita ha pasado de ser el 92% de la media europea al 85% y que países como Eslovenia, Lituania y Estonia han superado a España en esa medición de riqueza. Más aún, Carlos Solchaga, ministro en tiempos de Felipe González, habla de dos decenios perdidos porque la riqueza recuperada de 2019 es igual a la de 2007. Tampoco, en precampaña, nadie habla de la deuda pública, por encima de los 1,5 billones y que es una auténtica bomba de relojería, que hipoteca –y de qué manera– el futuro de generaciones. El PIB quizá vaya como una moto, pero Iván Redondo nunca confío en los votos que da y Yolanda Díaz, en medio de sus líos internos y no menores, insiste, porque también le interesa, en que «la gente lo está pasando mal». Feijóo intenta evitar el fuego amigo y Sánchez, es el manual de resistencia, todavía cree en lo «inesperado» de Keynes.