Editorial
El «sanchismo» se extiende sin freno
No hay contención posible y ante la impotencia de una militancia crítica tan debilitada por el aparato del poder de Ferraz que no tiene fuerzas ni para presentar alternativa alguna
El «sanchismo» se extiende sin freno por todas las confederaciones regionales socialistas sin que haya contención posible y ante la impotencia de una militancia crítica tan debilitada por el aparato del poder de Ferraz que no tiene fuerzas ni para presentar alternativa alguna. El último asalto ha sido el de Pilar Alegría, la ministra de Educación y portavoz del Gobierno, fiel escudera de Sánchez y miembro activo del cuerpo de baile del presidente, una de las más animosas en celebrar las peroratas de su secretario general junto a María Jesús Montero, clásica ya en palmear hasta hacerse daño.
La nueva elección a dedo de Alegría como candidata a liderar al PSOE en Aragón forma parte de un plan más ambicioso por parte de Sánchez de terminar de subyugar cualquier atisbo de crítica interna, para someter y domeñar a unas bases que se han acostumbrado ya a asentir sin protestar.
No se han olvidado los militantes socialistas aragoneses de la salida «a la francesa» de la ahora ministra portavoz, que hizo mutis por el foro en el Ayuntamiento de Zaragoza tras las elecciones municipales de 2019 para marcharse a la Delegación del Gobierno primero, para dar el salto después a la política nacional como ministra de Educación a la vera de Sánchez. También le afean su falta de originalidad y su poca aportación de ideas nuevas, ya que incluso el eslogan escogido para su campaña, «AlegríaXAragón», ha sido un plagio, y no de alguien del entorno socialista, sino de otro partido, el PAR, y el que eligió su portavoz, Alberto Izquierdo, en las pasadas elecciones autonómicas. Si ese es el nivel, mal vamos. Sobre todo, porque en su primera alocución como candidata ya ha dejado claro quién es el que realmente está detrás, y va a mandar y decidir en la sombra. «Agradezco al presidente Sánchez la oportunidad que me ha dado de liderar este proyecto».
Alegría es un capítulo más de la diáspora ministerial que ha puesto en marcha el patrón socialista tras colocar a Óscar López en Madrid para desechar a Juan Lobato; a Diana Morant en Valencia para ser proclamada secretaria general del PSPV sin oposición; a María Jesús Montero, que ya juega sus cartas y maniobra para sustituir a Juan Espadas en Andalucía si la cosa va mal en Madrid, o Ana Redondo, que intriga en Castilla y León después de que esta agrupación se desmarcara de Ferraz y activara el proceso para intentar que Luis Tudanca sea reelegido. Sánchez, desde su atalaya de Ferraz extiende sus tentáculos con una maraña de ventosas con las que pretende sostener el «sanchismo» más allá de su realidad.
Y mientras tanto, Pedro Sánchez hace de sí mismo en la Internacional Socialista, desde cuya tribuna ha aprovechado para erigirse como adalid de la decencia democrática sin importarle que su entorno familiar y político rezume escándalos de corrupción.
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