
Canela fina
La sencillez del papa Francisco
«Francisco no se dignó visitar España, la nación evangelizadora de medio mundo, luz de Trento y cuna de San Ignacio»
Sonó el teléfono. Javier Cercas detuvo el coche en el que viajaba con su esposa y cogió el móvil.
-Soy Jorge Bergoglio. No sé si recuerda que hizo un viaje conmigo a Mongolia. Me he enterado de que su madre ha fallecido y le llamo para expresarle mis condolencias. Y rezaré por ella en mis oraciones.
Cercas agradeció la llamada del Papa con palabras entrecortadas. Para escribir un libro sobre su obra, Francisco eligió a un escritor español ateo y de vanguardia: Javier Cercas, académico de la Real Academia Española. El libro El loco de Dios en el fin del mundo recoge, desde la independencia y la objetividad, las experiencias de Cercas durante el viaje que el Sumo Pontífice hizo a Mongolia, con críticas acerbas a ciertos sectores de la Iglesia y el reconocimiento de las virtudes que adornan al Papa tristemente fallecido. Durante el cónclave es el Espíritu Santo quien elige al nuevo Papa. Decidió que los cardenales se fijaran en Bergoglio. Se trataba de un argentino defensor de que la Iglesia era o debía ser la Iglesia de Teresa de Calcuta, la Iglesia de la cercanía con los pobres, de solidaridad con los desfavorecidos.
Francisco ha sido un Papa singular. Su pontificado ha permitido a la Iglesia avanzar en África, en América y en Asia. Y en cierta manera ha contenido la descristianización de Europa. A lo largo de su pontificado la Iglesia se sumó a la revolución digital.
Hay una espina entre tantas rosas. Admiré a Pío XII. Besé el anillo pastoral de Juan XXIII. Acompañé a Pablo VI en Tierra Santa cuando bajó hasta el río Jordán. Tuve la suerte de estar en varias ocasiones con Juan Pablo II en España y de hablar con él sobre la poesía de San Juan de la Cruz. Conocí a Benedicto XVI cuando era el cardenal Ratzinger y me asombró su coherencia y su firmeza en el análisis del relativismo.
Francisco no se dignó viajar a España. Los casi 100 millones de extranjeros que nos visitaron en 2024 no tuvieron en cuenta las absurdas reticencias del Papa sobre la paz en España. Francisco olvidó también que casi la mitad de los católicos en el mundo hablan español, que casi la totalidad de naciones de mayoría católica fueron evangelizadas por esta España, que fue luz de Trento y cuna de San Ignacio.
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