Bilbao
Desierto de premios
Cuando un festival publicitario deja desiertos más de la mitad de los grandes premios, abre serias dudas que obligan a replantearse todo desde el principio. El Sol, Festival Iberoamericano de Publicidad, celebró en Bilbao su 28ª edición con una sensación casi triste, pues bajó significativamente el número de asistentes, campañas y anuncios participantes, lo que parece lógico en estos tiempos dado que inscribirlas cuesta bastante dinero. Pero también el jurado se mostró mucho más exigente: de los 365 premios que había repartido el festival en 2012, se bajó a 239 este año, según la revista «Anuncios». Y, sobre todo, dejó sin repartir 7 de los 12 grandes premios, todos los que dieron origen al festival: Televisión, Revistas, Radio, Exterior, Digital, Diseño y Salud. «Teníamos claro que un gran premio no debía ser el mejor de los oros, sino una campaña que estuviera por encima del resto», «ser la referencia de la publicidad latina para todo el mundo», como señaló un miembro del jurado.
Es el eterno debate de los festivales publicitarios: ¿deben premiar lo mejor entre lo que se presenta, como se hace en las olimpiadas, o sólo lo realmente brillante y excepcional? El jurado de este año optó por lo segundo, y la sensación que deja es que la crisis afecta y mucho no sólo a los presupuestos publicitarios, sino también a las ideas, pues al parecer en el último año no las ha habido destacables ni en televisión, ni en radio, revistas, exterior, digital... En cuanto al descenso de asistencia, quizás el festival deba también replantearse su formato, pues ya no tiene tanto sentido pagar y dedicar tres días a ver en Bilbao «la mejor publicidad latinoamericana», cuando fácilmente se ha podido ver antes por internet.
No todo fue negativo, pues hubo algunas campañas destacables, como el Gran Premio de Platino a la mejor campaña integral para «Inmortal fans», de la agencia Ogilvy Brasil, que según asegura logró aumentar la donación de órganos en Brasil un 54% (aunque este alto porcentaje parece indicar que no había muchas donaciones en ese país). El mensaje, transmitido por fans del equipo de fútbol Sport Club Recife y personas que están esperando un trasplante, prometía «que tu pulmón respirará por el Sport Club Recife», «tus ojos seguirán viendo al Sport Club», «tu corazón siempre latirá por el Sport Club Recife». Como la mejor publicidad de siempre, una idea capaz de emocionar y llegar al corazón de la gente para lograr su objetivo.
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