Energía

Energía por un precio asequible

Uno de los desafíos principales ante los cuales se sitúa la Europa de hoy, es el creciente coste de la energía. Se estima que el precio de la energía y del gas en la UE es casi dos veces más alto que en otras partes del mundo. Efectivamente, el precio del gas en el mercado norteamericano es casi cuatro veces más bajo que en la UE. En los tiempos de ahorro, la energía por un precio asequible es la clave para animar la economía y para el éxito de los empresarios de la UE en los mercados mundiales. Los precios de la energía influyen de manera directa en los costes de mantenimiento, funcionamiento de pequeñas y medianas empresas, así como en decisiones estratégicas tomadas por los grandes participantes industriales. Lo dicho tiene también efectos negativos sobre el mercado laboral, ya que los consorcios internacionales pueden abstenerse de crear nuevos puestos y mantener los ya existentes en Europa.

¿Qué se esconde detrás de los precios de la energía en la UE en comparación con otras partes del mundo? En algunos países miembros los precios de la energía son en gran medida el resultado de regulaciones interiores en el marco de las exacciones, los gastos y los impuestos. En Dinamarca, Suecia y Alemania, por ejemplo, estos costes constituyen alrededor de un 50 por ciento del precio que pagan los consumidores. También es verdad que nuestros sistemas energéticos explotados necesitan enormes gastos de inversión. Nuestros objetivos ambiciosos relacionados con la energética y el clima hasta el año 2020 – sobre todo la disminución en un 20 por ciento de la emisión de gases invernaderos y el aumento en un 20 por ciento de la participación en energías renovables– significan que los precios de la energía eléctrica probablemente subirán, al menos en los próximos años. A esto hay que añadir nuestra necesidad de importar el petróleo.

¿Qué podemos hacer para solucionar el problema? Primero, tenemos que crear un verdadero mercado energético europeo. Ya en el año 2009 adoptamos regulaciones ambiciosas del mercado interior que ofrecían la posibilidad de una integración más amplia y profunda dentro de la UE. No obstante, el proceso legislativo tiene que finalizarse. Algunos países miembros tardan en poner en práctica estas regulaciones. Esto significa, por ejemplo, que los consumidores no son del todo conscientes sobre sus nuevos derechos de poder: cambiar gratuitamente el proveedor de servicios durante las tres primeras semanas. Además, seguimos sin conexiones físicas entre los países miembros: la infraestructura energética es la columna del creciente mercado interior. Por esta razón, los trabajos en vigor para establecer proyectos clave, los cuales han de recibir el apoyo de la UE entre los años 2014-2020, tienen que finalizarse en otoño de este año.

Segundo, tenemos que mirar también fuera de la UE. Ya hemos empezado actividades de inicio para la creación del Corredor del Gas del Sur, que hará posible una mayor diversificación de fuentes del gas. Actualmente esperamos la decisión de las autoridades de Azerbaiyán respecto a la elección del proyecto de construir el gasoducto con el cual se suministrará gas a Europa. Asimismo, invitamos a los países fronterizos con la UE a participar en la introducción del acervo comunitario en el marco de la energética, creando la Comunidad Energética. Invitamos también a otros países a acceder a la Comunidad. Por último, pero no menos importante, intentamos conseguir un nuevo acuerdo con Rusia a base de regulaciones interiores de la UE referentes al mercado energético.

Tercero, tenemos que comprobar de qué manera y con qué alcance los países miembros particulares subvencionan la energía renovable. Queremos avanzar para conseguir nuestros propósitos respecto a las energías renovables, pero también tenemos que intentar que estos objetivos sean rentables económicamente y a la vez que garanticen un nivel adecuado de estabilidad de la red energética.

No obstante, esto no significa que la UE quiera obligar a los países miembros a explotar fuentes de energía concretas. Elegir la manera de aprovechar los propios recursos energéticos constituye un derecho fundamental de cada país miembro. Son los países miembros los que eligen la «cesta energética» que mejor responde a sus características individuales y que a su vez les permite hacer elecciones más rentables económicamente. En un mercado interior que funcionase bien, esto significaría que la energía de fuentes renovables se produce donde los costes son los más bajos y no donde las subvenciones son las más altas.

Para un país como Polonia, esto también conlleva una elección libre en la extracción de recursos propios de carbón o llevar una búsqueda del gas de esquisto. Una bajada considerable de precios del gas en Estados Unidos fue un estímulo para reconstruir ramas enteras de la industria. Esta actitud no está en contra de los propósitos de la UE en el ámbito del medio ambiente y el clima, a condición de que introduzcamos los mayores estándares vigentes en la UE respecto a la protección del medio ambiente.

Por último, pero no menos importante. Deberíamos invertir nuestro tiempo y recursos en ahorrar energía y en su utilización efectiva. La Unión Europea puede convertirse en el centro del mercado de tecnologías con una energética eficiente, creando a la vez condiciones favorables para el negocio, puestos de trabajo y disminuyendo los costes de energía para los hogares y las empresas. Puede ser una de las maneras de animar nuestra economía y asegurar nuestra seguridad energética. Asegurar hoy y mañana a nuestros ciudadanos una energía segura, estable pero también barata, es nuestro deber.