Presentación

Made in Spain

España destaca desde hace décadas como uno de los grandes fabricantes de automóviles. La parte menos positiva es que la tecnología y el desarrollo de los nuevos modelos suele venir de fuera, y la aportación española es básicamente la fabricación y el montaje. Pero en ocasiones hay buenas noticias por lo que tienen de aportar un mayor valor añadido: el último lanzamiento de Audi, el modelo R8, el más deportivo de su gama, se realiza en numerosos países con una campaña internacional con creatividad española, obra de DDB España.

La agencia española –aunque, como la mayoría de las grandes de nuestro país, es propiedad de un grupo internacional, en este caso Omnicom– fue seleccionada entre las que colaboran con Audi en todo el mundo, y ha realizado tanto la estrategia de comunicación como la creatividad de la campaña, con un spot de televisión en versiones de 45, 30 y 20 segundos, anuncios gráficos, una website y otras acciones exclusivas para marketing directo e interactivo.

El Audi R8 trata de competir con las marcas más deportivas del mercado, como Porsche y Ferrari, y su precio oscila entre 138.000 y 199.000 euros, según señala Marketing News. La campaña incide sobre todo en ese carácter competitivo, mostrando el coche en una prueba que recuerda a los videojuegos, en un escenario futurista y sobre un suelo de cristal, con el piloto vestido de rally y el color rojo brillante del R8 remarcando su fuerza, agilidad y agresividad deportiva. La espectacularidad del spot se centra sobre todo en el automóvil, absoluto protagonista, para tratar de transmitir el concepto «Go light; Go agile», sobre el que gira toda la campaña.

Como muchas campañas internacionales, quizás resulta fría, algo bastante habitual cuando se trata de hacer llegar una idea a países y mercados con culturas muy diferentes. De hecho, la misma marca está anunciando actualmente otro modelo que aquí suena como poco raro, el Audi Q3 –leído «cutres»–, que no parece muy buen nombre para un coche. Pero el lanzamiento del R8 es una nueva demostración de que la publicidad española, aún en plena crisis económica y con muchas agencias sufriendo reducciones de profesionales, sigue siendo vivero de grandes ideas que pueden exportarse a medio mundo.