Libros
No al teletransporte
Atodos nos encantaba la simplicidad y rapidez de los viajes de la tripulación de Star Trek hacia los planetas indómitos, teletransportados desde la nave Enterprise a través de una especie de cilindro transparente. Una «tecnología» inventada en la serie de 1966 en gran medida por razones de presupuesto, pues era mucho más caro mostrar el aterrizaje de la nave en los distintos planetas que teletransportar a sus tripulantes. Al parecer, el teletransporte dejó de ser pura ciencia ficción en 2009, aunque limitado a algún átomo, y todavía muy lejos de plantearse hacerlo con un ser vivo. Por si acaso, el Seat Ibiza se pone la venda muchísimo antes de la posible herida con su nueva campaña, y de la mano de la agencia Lola nos dice: «El mundo espera ansioso el teletransporte pero, ¿alguien ha pensado en lo que podemos llegar a perder?»
Y nos enseña que un viaje en coche puede ser muy divertido con amigos, con la familia, con el perro, todos cantando felices y contentos la optimista melodía «Give a litte bit» de Supertramp. «Llegaremos antes, pero será mucho más aburrido. Sigamos disfrutando del viaje». El Seat Ibiza opta así por una banalización de la filosofía de vida de Jack Kerouac y la «beat generation», y de tantos viajeros anteriores a ellos que defendieron que lo verdaderamente importante no está en el destino, sino en los descubrimientos y experiencias que se consiguen en el camino. Llevado al extremo, nadie duda de que no se puede comparar la experiencia vital y espiritual de andar el Camino de Santiago con un viaje en coche, y mucho menos con «teletransportarse» a la tumba del apóstol.
El problema de estos juegos creativos es que alguien se los tomase mínimamente en serio. Aunque las imágenes y la música de la campaña son agradables y se ven con cierta complicidad y simpatía, parten de una idea tan absurda que, afortunadamente, no parecen tomarse en serio ni siquiera los que la plantean.
Otro tema es que la campaña la podría firmar casi cualquier marca de automóviles, pues no hay elementos diferenciadores que identifiquen la posible personalidad del Seat Ibiza. Pero es algo que ocurre con muchas otras marcas, cuyos anuncios están bien hechos; son divertidos y ocurrentes; pueden ser recordados y comentados, pero no consiguen transmitir una idea clara de por qué una marca es diferente y mejor que sus competidoras. Y ése es el principio básico de cualquier publicidad.
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