Opinión

Trump, Hunter Biden y Begoña Gómez ante el juez

La noticia del día seguro que va a ser la nueva comparecencia de la esposa del presidente del Gobierno ante el juez que instruye la causa por presunta corrupción y tráfico de influencias en los negocios

La noticia del día, cuando menos a nivel nacional, seguro que va a ser la nueva comparecencia de la esposa del presidente del Gobierno ante el juez que instruye la causa por presunta corrupción y tráfico de influencias en los negocios. Al igual que en la anterior ocasión, los medios de comunicación –no solo los «pseudo medios»– no van a tener ocasión de acceder siquiera a las inmediaciones del juzgado para captar las imágenes de su acceso y salida como a cualquier otra persona en su situación procesal. Resulta evidente que algo en España no funciona como se supone debería suceder en una democracia occidental, cuando podemos ver a un expresidente de los Estados Unidos y candidato a la reelección Donald Trump, entrando y saliendo de los juzgados con toda normalidad, así como también a Hunter Biden, hijo del presidente actual Joe Biden. La esposa de Sánchez no es más importante para los españoles que Trump o el hijo de Biden lo son para los norteamericanos. Este ejemplo tan actual, basta y sobra para entender lo desmesurado del blindaje establecido para el caso que nos ocupa. Una frase de Adolfo Suárez que ya está en la Historia es de aplicación para el caso: «Hagamos normal lo que es normal a nivel de calle», y los españoles son todos iguales ante la ley. Como mínimo, lo que sucede hace preciso regular legalmente el estatuto de los cónyuges y familiares de primer grado de los presidentes, para evitar estas situaciones que estamos viendo con la señora Begoña Gómez y David Sánchez Pérez-Castejón, de nombre artístico (David Azagra). La calidad de una democracia también se mide por actuaciones de este tipo que son más propias de las que coloquialmente se conocen como «bananeras» y que de hecho son regímenes autocráticos. El refranero popular tiene para la actuación del inquilino de La Moncloa, uno muy certero «dime de qué presumes y te diré de lo que careces». Podría aplicárselo Sánchez y actuar en consecuencia, en lugar de hacer cartas a la ciudadanía y publicitar presuntos planes de regeneración democrática. Por eso es muy acertado decir que oírle hablar –tras seis años ya en La Moncloa– de esa «regeneración» es como escuchar a Otegi hablar de respeto a los Derechos Humanos, (como Feijóo le dijo anteayer desde la Tribuna del Congreso). En todo caso, como «una imagen vale más que mil palabras», sugiero proyectar en horario de máxima audiencia las de Donald Trump y Hunter Biden entrando, saliendo y declarando ante los jueces y contrastarlo con las de Begoña Gómez en análoga situación.