Aunque moleste
Trump somete a Europa
Unos y otros ceden a la presión del presidente norteamericano
Mucho reírse de Donald Trump en Europa tanto los gobiernos «woke» como la prensa «queer» para al final acabar unos y otros cediendo ante la presión arancelaria del presidente norteamericano, que se ha salido con la suya en la negociación con la UE, igual que antes con China y Gran Bretaña. No se querían enterar de que los aranceles no son ni fueron nunca el objetivo, sino el instrumento. El punto de partida. El arma de presión que utiliza el de la Casa Blanca para obligar a negociar a los países que quieran comerciar con EE.UU. Y todos quieren. El globalismo wokista sostenía que el plan de Trump era una locura vacua. Pero un tipo tan poco sospechoso de trumpismo como el neocomunista griego Varufakis, lo consideró siempre «sólido», aunque arriesgado. Los resultados se están viendo. Todos critican los aranceles de Trump, pero la mayoría acaba hablando con él, y cerrando acuerdos. Empezando por los británicos, siguiendo por los chinos y ahora los europeos. En medio, un monte de economías menores haciendo exactamente lo mismo. Explicaba Varufakis que la esencia del Plan Trump consiste en lanzar un shock contra el sistema de Bretton Woods para que, manteniendo al dólar como moneda de reserva mundial, se deprecie para reducir las tasas de endeudamiento USA. Luego la utilidad de los aranceles no está en bajar el déficit comercial americano, sino en mantener estables los precios que pagan los americanos por los productos importados.
Los aranceles son la primera fase del plan. La «gran negociación», la segunda. Y en la negociación pide cosas distintas a cada cual, como vemos, a cambio de reducir los aranceles. Para el que no quiere negociar, tarifas estratosféricas. Por eso, al final unos y otros acaban cediendo y negociando, como le ha pasado a Von der Leyen, cerrando un convenio que es, en realidad, una bajada de pantalones, pese a que franceses y alemanes amenazaban con responder con la misma moneda.
Cada vez que un gobierno extranjero acepta, Trump gana. Primero, el 15 por ciento tarifario universal. Después, lo que cada cual esté dispuesto a dar para impedir que el porcentaje tributario gringo sea mayor. En el caso de la UE, nos comprometemos a invertir 750.000 millones de dólares en energía estadounidense, que en realidad es más cara que otras procedentes de otros mercados. También invertiremos 600 mil millones, sin contraprestaciones, en armamento USA. Eso sin entrar en la letra pequeña, que puede depararnos aún más sorpresas. Luego Trump gana, y de qué manera. Eso sin contar con la presión a que ha sometido a la OTAN para que los miembros suban su contribución presupuestaria en Defensa hasta el cinco por ciento.
Sí, aunque se carcajeaban, el del pelo amarillo está logrando lo que se propuso. Si bien, no lo reconocerá ninguno. Trump es y seguirá siendo el payaso de la prensa «queer», y hay que burlarse y mofarse de sus formas. Dirán una y otra vez que es un tramposo, un mentiroso, un putinista. Lo que quieran. El próximo objetivo va a ser precisamente Putin. O el fin de la guerra, y un acuerdo ventajoso para USA en la explotación de las materias primas rusas, o aranceles por las nubes para Moscú. Solo que Rusia apenas depende de EE.UU. por las sanciones.