El gobierno surgido del 23J, pese a la derrota de su candidato, todavía no lleva un año en vigor, aunque el sanchismo gobernante, dentro de una semana ya cumplirá seis años. En el escaso tiempo que Sánchez ejerció de jefe de la oposición, y ante una transitoria imposibilidad del gobierno del PP con Rajoy de aprobar los presupuestos de 2018, le descalificó afirmando que «un gobierno sin presupuestos es como un coche sin gasolina: un objeto inútil». En coherencia con esa actitud esperó a que el PNV, su oculto socio, los pactara con el gobierno del PP y una vez había presupuestos, presentó la moción de censura que le colocó en La Moncloa, y gracias precisamente a los seis votos de esa infame operación política del nacionalismo vasco. Ahora Sánchez preside un gobierno que carece de presupuestos y no puede ni aprobar la ley del suelo, lo que en aplicación de su opinión le convierte en «menos que un objeto inútil».

El problema es que su opinión es tan variable como el viento, y cambia según sople éste, siempre que vaya en la dirección que a él le convenga para seguir en el poder. Es una situación la que vive España que solo es comprensible desde la perspectiva de una sociedad sometida al «síndrome de la rana». Tiene un Frente Popular social-comunista que subsiste con los votos de secesionistas que dieron un golpe de Estado desde la Generalitat de Cataluña, a los que ha indultado y amnistiado sin arrepentimiento alguno por su parte y con el único objetivo de seguir en La Moncloa. Ante los efectos del síndrome citado, parece que debe venir un personaje como Javier Milei para que algunos despierten del insomnio sanchista. Ahora Netanyahu se suma a los ultraderechistas a abatir por los «progresistas» socios y aliados del sanchismo. Destacada es Yolanda Diaz que quiere una Palestina del «río al mar», expresión acuñada por los países árabes que le declararon la guerra a Israel en mayo de 1948 cuando crearon su Estado en aplicación de la resolución de la ONU que acordó la creación de los dos Estados. Podían haber apoyado la creación del Estado palestino y no tendrían los palestinos y el mundo el problema actual, pero no querían ninguno de los dos, y su derrota en aquella guerra, malogró aquella oportunidad histórica. Tras ella, se quisieron tomar la revancha en 1967 con Nasser llamando a «echar los judíos al mar» como quiere ahora la comunista y progresista Yolanda. Y por cierto: Meloni es PM de Italia y Orban de Hungría, entre otros –no pocos– «peligrosos ultraderechistas».