Londres

La otra perla de Vermeer sale a subasta

El maestro de la luz atrae otra vez la atención de todos los focos. Mañana sale a la venta «Santa Práxedes», un óleo que hasta 1969 se había atribuido a otro artista

ANTES DEL MAESTRO. Cuando Vermeer hizo esta obra, todavía no era el maestro de la luz, pero su talento estaba ya presente en el cuadro
ANTES DEL MAESTRO. Cuando Vermeer hizo esta obra, todavía no era el maestro de la luz, pero su talento estaba ya presente en el cuadrolarazon

El maestro de la luz atrae otra vez la atención de todos los focos. Mañana sale a la venta «Santa Práxedes», un óleo que hasta 1969 se había atribuido a otro artista

Cuando un clásico sale a subasta, la ocasión merece un trato especial. Y cuando el clásico en cuestión es Johannes Vermeer (1632-1675) la cita podría tratarse incluso de histórica. La obra del holandés es más bien limitada. Tan sólo existen 37 piezas y la que Christie's ofrecerá mañana al mejor postor es una de las dos únicas que se encuentran en manos privadas. Semejante presentación es suficiente para entender la gran expectación que ha creado la cita. Pero aún hay más. La autenticidad del lienzo, «Santa Práxedes», ha sido objeto de debate durante más de cuatro décadas. Con todo, la casa de subastas de Londres señala que tras las últimas pruebas realizadas por el Rijksmuseum y la universidad de Ámsterdam se puede afirmar, sin lugar a dudas, que pertenece al creador de «La joven de la perla». La tela sale con un precio estimado de entre 6 y 8 millones de libras (7,2 y 9,6 millones de euros), una cifra, tal como explica Juan Várez, consejero delegado de Christie's España, «difícil de poner». «Entre otras cosas, porque no hay comparables. Además, la composición en sí es atípica y pertenece a su etapa inicial», explica.

Firma reveladora

El lienzo es el primero que realizó el artista. Por aquel entonces se trataba de un joven convertido a la fe católica con un gran interés por el arte italiano. De hecho, la obra es una copia del lienzo de Felice Ficherelli (1607-1660). Cuando en 1969 el Museo de Arte de Nueva York organizó una exposición dedicada al barroco florentino, el óleo iba a ser exhibido como un Ficherelli. Pero fue entonces cuando advirtieron una firma y una fecha que levantaba todas las sospechas.

Comenzaron los análisis y, finalmente, en 1995, cuando la Galería Nacional de Arte de Washington dedicó una monográfica al holandés, la obra se presentó ya como suya. Aquello supuso la puesta de largo del pintor. Pero muchos académicos seguían teniendo sus dudas. «La polémica era comprensible. No sólo porque fuera una copia de otra obra ya existente, sino porque la temática religiosa no es precisamente lo más conocido del artista», explica Várez. La trayectoria derivó luego a vistas, paisajes urbanos, interiores, figuras. «Su gama de colores es muy rica y transmite serenidad», matiza.

Los análisis realizados ahora por el Rijksmuseum y la universidad de Ámsterdam han llegado a tres conclusiones. La primera, que no hay ninguna razón para pensar que la firma y la fecha no son parte integral del cuadro. La segunda, que los materiales empleados son totalmente característicos de la pintura holandesa de la época y el pigmento blanco de plomo no es italiano. Por último, que el análisis de las muestras tomadas de blanco de plomo, tanto de «Santa Práxedes» como de «Diana y sus compañeros» –del museo de La Haya– , coinciden de manera exacta. De hecho, el pigmento podría haber sido utilizado para las dos pinturas, lo que sugiere que se elaboraron al mismo tiempo. Los académicos las datan entre 1654 y 1656. «Sin duda se trata de una obra especial, así que es muy probable que se supere el máximo estimado», señala Várez. El experto añade que los clásicos nunca han perdido su protagonismo en el mundo del arte, lo único que son escasas las ocasiones en las que están disponibles, lo que las convierte en piezas codiciadas.

Uno de los maestros más caros

La última vez que un Vermeer se puso bajo el martillo fue en 2004, cuando Sotheby's vendió también en Londres «Muchacha sentada ante el virginal» por 24,3 millones de euros. El pequeño óleo, de 25 por 20 centímetros, cuya autoría no fue establecida de manera definitiva hasta 2003, convirtió al holandés en el tercer pintor más caro de los antiguos maestros, por delante de Rubens y del florentino Pontorno. Anteriormente había sido subastada «La callecita», que se vendió en Ámsterdam en 1921 a un coleccionista privado que posteriormente la donó al Rijksmuseum.

La de 2004 fue adquirida por Steve Wynn, el millonario dueño de buena parte de los casinos que hay en Las Vegas. Durante 2013, en una transacción privada, la revendió por una cantidad parecida. Hay que recordar que la ex mujer de este empresario fue quien pagó 104 millones de euros por el famoso tríptico de Francis Bacon, que se convirtió el año pasado en la obra más cara de la historia cerrada en subasta. Por su parte, «Santa Práxedes» pertenecía a la colección privada de Barbara Johnson (1937-2013), esposa del cofundador de la firma farmacéutica Johnson and Johnson. La recaudación irá ahora destinada a la fundación que lleva su nombre, que ayuda a niños con autismo. Y si interesante es la obra, la vida de la que fuera su dueña no pasa tampoco desapercibida. Nacida en Polonia, Barbara emigró en 1968 a Estados Unidos con cien dólares y una licenciatura en Historia del Arte que sólo le sirvió para entrar a trabajar de cocinera en la residencia del hombre de negocios que luego se convirtió en su marido.

A la muerte del multimillonario en 1983, los seis hijos del difunto y la viuda protagonizaron una larga disputa sobre la herencia. Ella guardaba su colección de arte en un museo de Mónaco, donde «Santa Práxedes» era ajena a las disputas entre su propietaria y los hijos del magnate. Cuando falleció, la coleccionista dejó instrucciones estrictas sobre el futuro de la colección.