La Habana

Bergoglio «pidió» un Papa que saliera «hacia las periferias»

La Razón
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«Un hombre que, desde la contemplación de Jesucristo y desde la adoración de Jesucristo ayude a la Iglesia a salir de sí hacia las periferias existenciales, que la ayude a ser la madre fecunda que vive la ''dulce y confortadora alegría de evangelizar''». Este fue una de las intervenciones del entonces cardenal Jorge María Bergoglio durante las congregaciones generales previas al Cónclave. Así lo reveló el arzobispo de La Habana, el cardenal Jaime Ortega, que colgó en la web de la Conferencia Episcopal del país la transcripción del manuscrito que le entregó el actual Papa. En este documento concreta cómo esas «periferias» de la que habla no son sólo geográficas «sino también las periferias existenciales: las del miedo del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y prescindencia religiosas, las del pensamiento, las de toda miseria». En los apuntes, Bergoglio también llega a asegurar que «los males que, a lo largo del tiempo, se dan en las instituciones eclesiales tienen raíz en la autorreferencialidad, una suerte de narcisismo teológico». Cuando esto ocurre, señalan los escritos, la Iglesia, «sin darse cuenta, cree que tiene luz propia» de tal manera que «da lugar a ese mal tan grave que es la mundanidad espiritual». Cita incluso al que fuera cardenal jesuita francés Henri De Lubac para asegurar que éste es «el peor mal que puede sobrevenir a la Iglesia».