Ciudad del Vaticano
Francisco, «un buen tipo»
El Papa quiere ser recordado así. Asegura en una entrevista a un medio argentino que le gusta leer y dormir la siesta
El Papa quiere ser recordado así. Asegura en una entrevista a un medio argentino que le gusta leer y dormir la siesta
El Papa Francisco sufre «el síndrome del fin del año escolar» por el ritmo de trabajo tan fuerte que lleva. Lo reconoció él mismo en una entrevista con el diario local argentino «La Voz del Pueblo», publicado en la ciudad de Tres Arroyos. «En este momento lo que más me cuesta es la intensidad que hay de trabajo», dijo Jorge Mario Bergolio. «Y entonces se juntan mil cosas, y problemas hay... Y después están los problemas que te arman, con que dije o no dije... Los medios de comunicación también toman una palabra y por ahí la descontextualizan».
En particular se quejó de la manipulación que sufrieron sus palabras tras visitar recientemente una parroquia en Ostia, cerca de Roma. «Entonces dije: ‘‘Miren qué divertido, acá donde jugaban los chicos están los ancianos y los enfermos. Yo los comprendo a ustedes porque también soy anciano y también tengo mis achaques, soy un poco enfermo’’. Al otro día salió en los diarios: ‘‘El Papa confesó que estaba enfermo’’. Contra ese enemigo no podés». También lamentó las presiones que sufre: «Toda persona de gobierno siente presiones».
Durante sus 45 minutos de entrevista en la Domus Santa Marta, la residencia vaticana donde vive, con el periodista Juan Berreta, Francisco enumeró cuáles son, a su juicio, los tres principales problemas que sufre el mundo hoy: la pobreza, la corrupción y la trata de personas. Para combatirlos apeló a la capacidad para soñar con un futuro mejor. «Las utopías nos tiran para adelante. Sería triste que un joven o una joven no las tuviera. Hay tres cosas que tenemos que tener todos en la vida: memoria, capacidad de ver el presente y utopía para el futuro. La memoria no hay que perderla», pidió.
En la entrevista dio algunos detalles sobre cómo es él. Asegura que quiere que le recuerden «como un buen tipo». Su única pretensión es que digan de él: «Éste era un buen tipo que trató de hacer el bien». También confesó que echa de menos salir a pasear, algo a lo que ya se había referido en entrevistas anteriores. «Añoro la tranquilidad de caminar por las calles. O ir a una pizzería a comer una buena pizza». Explicó al diario argentino que se acuesta pronto, sobre las 21 horas. Lee hasta que «me empieza a lagrimear el ojo» y no tiene problema para conciliar el sueño. «Tengo un sueño tan profundo que me tiro en la cama y me quedo dormido. Duermo seis horas». Se levanta a las cuatro de la mañana sin despertador, gracias a su «reloj biológico», y después de comer se echa una siesta que dura de 40 minutos a una hora. «Los días que no duermo la siesta lo siento», reconoce. Ahora mismo está leyendo un libro sobre san Silvano del Monte Athos, «un gran maestro espiritual».
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