San Francisco

«Georgius»

La Razón
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«Georgius». Estaba en el plató de una televisión cuando el cardenal Tauran pronunciaba este nombre como el de la nueva persona elegida Papa. Sorpresa y agitación. Revolver papeles y repasar listados. No estaba entre los previsibles. ¿Jorge? ¿Qué cardenal tiene este nombre de pila? En uno de los números especiales del domingo pasado se daban detalles de hasta 75 de los cardenales que podrían ser elegidos. 75 de los 115. Era clara la intención de asegurar que se hablaba de quien fuese elegido: sólo dejaban fuera 40. Pues bien: ni siquiera entre esos 75 se encontraba Jorge Mario Bergoglio. Ya se ve que las quinielas no sirven demasiado en este mundo de los cónclaves. Y la menor sospecha de que fuesen verdaderas las filtraciones de las que se ha hablado en algún momento ha quedado borrada.

Han bastado unos pocos minutos para saber que este hombre de Dios es una persona buena. Estaba rodeado de periodistas y la reacción ha sido bastante unánime: «¡Qué simpático!» Si se me permite la expresión, ¡un buenazo!

Primero en muchos sentidos: primer latinoamericano, primer jesuita, primer Francisco.

El nombre elegido siempre es significativo. Francisco: el santo de la sencillez, de la humildad y de la gran fraternidad universal. ¿No es verdad que estas notas han sido protagonistas de su primera aparición como Pontífice?

Ninguna tensión. Ningún artificio. Con gran naturalidad, ha bromeado: «Mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo». Después de pedir oraciones por el Papa emérito –con un visible afecto por el Papa Benedicto– pronunció estas palabras: «Os pido un favor: que pidáis al Señor la bendición para vuestro obispo». Y con el humilde gesto de una leve inclinación, ha orado y ha acogido esas oraciones en silencio. Y un gran deseo manifestado que evoca a San Francisco: «Recemos para que haya una gran fraternidad en todo el mundo».

Al mismo tiempo, este pastor que desea la paz universal, parece que es contundente y firme. Esto dan a entender los enfrentamientos que –como presidente de la Conferencia Episcopal Argentina– ha vivido con el Gobierno de su país ante legislaciones que le parecían no respetar el orden de las cosas.