Benedicto XVI
Kiko Argüello: «No se puede evangelizar desde la conquista»
Kiko Argüello / Iniciador del Camino Neocatecumenal. Un centenar de familias serán bendecidas mañana para ser misioneras en otros países
La gran Fiesta de la Familia Cristiana que acogerá mañana la Plaza de Colón contará este año con una novedad. El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, bendecirá a un centenar de familias del Camino Neocatecumenal que en breve partirán a territorios de misión para evangelizar. Será éste un primer paso, pues el Papa Francisco las enviará, junto a otras 250, en una audiencia el próximo 1 de febrero.
–¿Quiénes son estas familias que saldrán en misión?
–Son familias del Camino Neocatecumenal, fruto de la iniciación cristiana. Dice San Pablo «caritas Cristi urget nos», que quiere decir «el amor de Cristo nos apremia a pensar» que «Cristo murió por todos para que el hombre no viva ya más para sí mismo, sino para Aquél que murió y resucitó por ellos». El pecado original que está en nosotros y que hemos heredado de Adán nos obliga a ofrecernos todo a nosotros mismos. Según esta antropología de San Pablo, los hombres están condenados por el pecado original a entregarse todo a sí mismos, porque el hombre separándose de Dios se ha hecho dios. Por eso busca su felicidad en todo y en el fondo siempre está insatisfecho. Pero, ¿por qué esto es tan grave? Porque Dios ha mostrado en Cristo crucificado la verdad. La Epístola a los hebreos dice que Cristo crucificado es impronta de la sustancia divina; es lo que es Dios mismo: amor hasta el extremo, hasta dar la vida. El hombre, al haberse separado de Dios no puede amar en esta dimensión porque ha quedado cercado por el temor a la muerte. El hombre no puede darse, no puede vivir en la verdad. Esta es una condición de miseria y de esclavitud.
–Estas familias que están en esta iniciación cristiana que es el Camino, ¿qué experimentan y de dónde les nace la disponibilidad para ir a cualquier lugar del mundo?
–San Pablo dice también que «no entiendo lo que me sucede porque queriendo hacer el bien es el mal el que se me presenta». Pero, ¿quién hace ese mal? Es el pecado que habita en la carne y que nos esclaviza dentro y nos obliga a ser egoístas, soberbios, lujuriosos y a poner nuestra vida en el dinero. Es una situación que hace sufrir al hombre porque no puede vivir en la verdad que es darse y amar como Él nos ha amado. ¿Cómo se quita el pecado en la carne? Lo quita el bautismo y precisamente el Camino hace revivir el bautismo. A medida que las personas se adhieren a este bautismo el pecado en la carne comienza a debilitarse. Ya no les obliga a ser egoístas y llega un momento en el que pueden darse y ofrecerse a la Iglesia. Participan de una forma más profunda de la misma naturaleza de Dios que es Cristo crucificado. En la medida que Cristo vive en nosotros, nos capacita para ser libres. Estas familias que llevan ya un tiempo en el Camino descubren el deseo de darse y de llevar el Evangelio adonde la Iglesia les envía.
–El Papa parece que está empeñado en que la Iglesia salga a la calle y en que no esté instalada o aburguesada. También habla mucho de la necesidad de anunciar del «kerigma». ¿Qué es esto?
–Estamos en la línea de lo que dice el Papa. El cristianismo antes de ser una filosofía o un moralismo es una noticia, un hecho. San Pablo dice que Dios ha querido salvar a los creyentes a través de la necedad de la predicación. En griego «kerigma» significa Buena Noticia, Evangelio. Esta noticia nos salva porque sucede en el momento en que se anuncia, por ejemplo ahora. Cristo esta ahora mismo en el cielo presentando al Padre las llagas gloriosas de su Pasión para que cada hombre pueda recibir en su pasión y muerte el perdón de los pecados y un espíritu nuevo que nos dice que Dios nos ama, que somos sus hijos. El Papa dice esto. Y el celo por la evangelización nos obliga a salir a las calles, a las periferias existenciales a anunciar el Evangelio.
Con las familias en «missio ad gentes» intentamos formar un comunidad cristiana en la que se dé el amor y se quieran. Jesucristo dice «Padre, yo en ellos y tú en miípara que sean perfectamente uno y el mundo crea». Pero para eso hace falta quererse como uno. Los paganos al ver estas familias y la relación que tienen se acercan a ellas y dicen que quisieran amar como lo hacemos nosotros.
–Y las familias salen de misión sin trabajo, sin saber el idioma...
–Charles de Foucauld decía que los medios pobres son los mejores para evangelizar. No se puede evangelizar desde la conquista como si uno tuviera la verdad y los demás no tuvieran nada. No hay mayor pobreza que no saber una lengua y llegar al lugar de misión y no saber cómo comprar el pan en el supermercado. Por eso parten a su destino de misión como pobres, como los últimos.
–El Papa se refirió el jueves a la relación entre la Navidad y la Pascua. ¿En dónde se ve?
–En el relato de la Natividad los ángeles dicen a los pastores «esa será la señal: un niño fajado en vendas –la palabra original es vendas y no pañales– y acostado en un pesebre». Las vendas tienen relación con la muerte de Cristo y con los reyes porque en la antigüedad se les fajaba. El pesebre tiene también relación con la cruz en cuanto a que la Sagrada Familia fue rechazada y tuvo que hospedarse en un pesebre. Las maderas del pesebre simbolizan la cruz de Cristo. El día siguiente a la Navidad se celebra el martirio de San Esteban. A este mártir le mataron a pedradas y ofreció su sangre por los mismos que le estaban matando, cuyo jefe era Saulo, que al convertirse se llamó Pablo de Tarso. San Esteban ofreció su sangre como Cristo con nosotros. La prueba es que gracias a San Esteban Dios se le apareció a Saulo por el camino y le preguntó porqué le perseguía. En España antes se decía «felices pascuas». La prueba de la relación entre la Navidad y la Pascua es que no tenemos un memorial para celebrar el nacimiento de Cristo, sino que ese día celebramos con la eucaristía su Pascua.
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