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Así castigará Francisco los abusos en la Iglesia

El "motu proprio"exige a todas las diócesis del mundo la creación antes de junio de 2020 de un sistema accesible a cualquiera que quiera realizar una denuncia, así como la total protección y asistencia a los denunciantes

El Papa Francisco, en una imagen de archivo
El Papa Francisco, en una imagen de archivolarazon

El "motu proprio"exige a todas las diócesis del mundo la creación antes de junio de 2020 de un sistema accesible a cualquiera que quiera realizar una denuncia, así como la total protección y asistencia a los denunciantes

Tres meses después de la histórica cumbre celebrada en el Vaticano sobre abusos sexuales, Francisco ha dado una respuesta en términos jurídicos a las demandas que allí se escucharon. Con un nuevo decreto papal, el motu proprio ‘Vos estis lux mundi’ (vosotros sois la luz del mundo), establece la obligación de denunciar para todos los religiosos, persigue a los encubridores y agiliza los trámites para que las conferencias episcopales puedan desarrollar su trabajo. Se trata del segundo motu proprio referido a la pederastia promulgado en los últimos meses, tras otro que dotaba de un código legislativo a la Ciudad del Vaticano.

Hasta ahora la exigencia de dar cuenta de los abusos sexuales en el seno de la Iglesia era una cuestión moral de cada individuo. Sin embargo, a partir de este momento, cada vez que un clérigo o miembro de una institución religiosa reconocida por el Vaticano tenga sospechas de que uno de sus allegados ha podido incurrir en un delito, tiene la obligación de acudir al superior correspondiente. Ésta sería la principal novedad del documento. Además, el texto determina todos los pasos que deben tomarse de forma precisa, uno de los elementos que faltaban hasta ahora.

Otra de las reivindicaciones de las distintas Iglesias es que al margen de su propia voluntad, no contaban por el momento con los medios y los recursos necesarios. Y en este sentido, Francisco también insta a las conferencias episcopales a dotarse de ellos de forma inmediata. En primer lugar, les da de margen un año para que creen “sistemas estables y fácilmente accesibles al público para presentar informes, incluyendo eventualmente la creación de un oficio eclesiástico específico”. Es decir, que exista una estructura desde la que se pueda denunciar. Por otro lado, el decreto papal también exige que haya un fondo económico no sólo para atender a las víctimas, sino para desarrollar las investigaciones.

En este sentido, los supervivientes de los abusos vuelven a colocarse en primer plano. Francisco decreta que las conferencias episcopales también deben prestar acogida a las víctimas, atención espiritual y asistencia médica o psicológica, si fuera necesario. Se exige confidencialidad en este caso y protección para quien presenta las denuncias. Por el contrario, se podrá perseguir también a quienes cometan “acciones u omisiones dirigidas a interferir o eludir investigaciones civiles o investigaciones canónicas”. Un aspecto también muy significativo, ya que por primera vez se coloca en un mismo nivel legislativo a abusadores y encubridores.

Uno de los máximos expertos del Vaticano en materia de pederastia, el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, fue el encargado de presentar este texto ante la prensa. “No se trata de descubrir la pólvora ni de inventar nuevos delitos o penas, que ya las tenemos, sino de establecer los procedimientos e indicaciones sobre lo que se debe hacer para denunciar e iniciar una investigación”, dijo ante los periodistas. Scicluna siempre ha defendido que más que nuevas leyes, es necesario ser más severos y hacer cumplir la ley existente para acabar con la ley de silencio.

Como ya ocurre, estos procedimientos no entran en conflicto con las legislaciones específicas de cada país. De hecho, se complementan. La Justicia civil tiene la obligación de perseguir y condenar a quienes hayan incurrido en delitos de este tipo, mientras que simplemente la ley canónica estrechará el cerco en lo que le compete. Los superiores religiosos tendrán la obligación de comunicarse de forma breve con el Vaticano, mientras que el dicasterio correspondiente contará con un plazo de un mes para emitir un informe. A continuación, se comunincará a todas las altas instancias de la Santa Sede. La intención es acelerar los plazos e implicar a todos los actores posibles.

Uno de los rumores constantes en los ambientes vaticanos es la creación de un dicasterio específico en el campo de la pederastia. Pero el motu proprio del Papa va en otra dirección. El prefecto de la Congregación de los Obispos, Marc Ouellet, dijo en una entrevista con los medios oficiales de la Santa Sede que uno de los objetivos será que haya “una colaboración plena” entre ministerios vaticanos, la Curia, diócesis y los institutos religiosos de todo el mundo. Colegialidad y descentralización, como propugna Francisco.

Además, las víctimas no serán únicamente menores de edad. Es decir, no se trata de un decreto dedicado únicamente a la pederastia. El Pontífice amplía estas disposiciones a quienes denomina como “personas vulnerables”, que también pueden ser adultos o monjas, por ejemplo. También entre los delitos sexuales se incluye la posesión o distribución de pornografía infantil o la participación en actos de este tipo. Una vez que hayan comenzado las investigaciones internas en la Iglesia, también está abierta la implicación de los laicos en la persecución de estos casos, pues su colaboración puede ser solicitada por el superior religioso que encabeza la investigación.