La renuncia de Benedicto XVI

«No te vayas todavía, no te vayas, por favor...»

«No te vayas todavía, no te vayas, por favor...»
«No te vayas todavía, no te vayas, por favor...»larazon

Entre la marea de italianos que ayer no dejaban un hueco en la plaza de San Pedro, se abrieron paso muchos españoles deseosos de escuchar a Benedicto XVI en su último Ángelus público desde el balcón del palacio apostólico vaticano. Precisamente, en ese momento, el sol daba una tregua después de un amanecer algo plomizo y lluvioso. Pero el ambiente frío no hizo que la acogida al Papa dejara de ser la más cálida posible: «Eran ríos de gente los que se acercaban a la plaza y ondeaban más banderas que de costumbre», asegura Ángeles Conde, consagrada en el Regnum Christi, que acudió con un grupo «para expresar su afecto al Papa y orar con él». «Estábamos ansiosos de seguir escuchándolo. Al principio no le dejaban continuar con aplausos y ánimos», comenta Antonio Luis Sánchez, sacerdote de 25 años que estudia Teología en Roma. Su compañero de estudios, Javier Ramírez, también se conmovió ayer ante el número de peregrinos que abarrotaban San Pedro. Él y su grupo fueron dando un tranquilo paseo hasta la plaza ya que «los autobuses estaban llenos». Este sacerdote, que lleva tan sólo dos meses ordenado, bromea sobre el momento histórico del que está siendo testigo: «Esto se lo contaré a mis sobrinos-nietos».

Ayer fue un día diferente en la ciudad eterna: «Era un domingo más movido de lo habitual, mucho tráfico dirigiéndose al centro de Roma, muchas prisas en Via della Conciliazione, muchas cámaras; y a medida que ibas entrando en la plaza de San Pedro, respetuosa expectación», recuerda Miguel Subirachs, seminarista de la Legión de Cristo en Roma. Junto a otro seminarista legionario, Gonzalo Franco, no dudaron en personarse ayer en la plaza.

Entre las oraciones, la emoción y el silencio, se hicieron notar los españoles, como cuenta José María Mayoral, un estudiante de Erasmus que escuchó a unos andaluces cantando el «No te vayas todavía, no te vayas por favor». José María, al igual que, Manuel Villalobos (@ManuVillalobos_), son de los que se han apuntado en la agenda cada movimiento de Benedicto XVI durante sus últimos días de pontificado. Este joven, que lleva seis años trabajando en Roma, no ha podido evitar emocionarse cuando Benedicto XVI ha asegurado que no abandona a la Iglesia: «En ese momento hubo otro gran aplauso y él reaccionó agradeciéndolo. Me gusta escuchar a Benedicto XVI, no deja indiferente a nadie». Manuel espera que varios familiares acudan durante los próximos días a Roma. La ciudad se llenará, más si cabe, de miles de personas para despedir al Papa. Muchos serán españoles. Parroquias, grupos, centros escolares y congregaciones están preparando las maletas para vivir este acontecimiento sin igual englobado entre las grandes citas de la historia de la Iglesia.

La mayoría de los expatriados españoles ya se han reservado el próximo miércoles y jueves para acompañar de nuevo a Benedicto XVI durante las últimas horas de su pontificado.

Mensaje del Pontífice a los peregrinos españoles

«Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, y a cuantos se unen a esta oración mariana a través de los medios de comunicación, agradeciendo también tantos testimonios de cercanía y oraciones que me han llegado en estos días. Jesús, nos dice el Evangelio de hoy, subió al monte a orar, y entonces se transfiguró, se llenó de luz y de gloria. Manifestaba así quién era él verdaderamente, su íntima relación con Dios Padre. En el camino cuaresmal, la Transfiguración es una muestra esperanzadora del destino final al que lleva el misterio pascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Y también un signo de la luz que nos inunda y transforma cuando rezamos con corazón sincero. Que la Santísima Virgen María nos siga llevando de su mano hacia su divino Hijo. Muchas gracias, y feliz domingo a todos».