Obituario

Un hombre de fidelidad creativa

La Razón
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–¿Cuál es el principal rasgo de la personalidad de Javier Echevarría?

–Era un hombre de gran fe en Dios y esa fe le llenaba de esperanza y una perspectiva sobrenatural que hacía que los problemas estuvieran encuadrados en su lugar, que no se sobrevalorasen. Era un hombre de una gran fe en Dios.

–¿Qué legado deja al Opus Dei?

–La fidelidad al espíritu de la Obra. Él vivió junto a San Josemaría [Escrivá de Balaguer] y trabajó con el beato Álvaro del Portillo y ha sido la tercera persona al frente del Opus Dei. Ha sido un hombre de fidelidad creativa; los tiempos cambian, las circunstancias cambian, pero el espíritu que Dios hizo ver a San Josémaría es uno y Javier Echevarría ha sido un hombre fiel a ese espíritu.

–¿Qué tenía en común y qué de diferente respecto a Escrivá de Balaguer?

–Una personalidad distinta y de otra generación, pero diría que trabajó tanto tiempo con él que el modo de ser de san Josemaría se le pegó bastante, incluso en lo humano. La claridad, la apertura, la constancia, el carácter tan aragonés... la relación con él le hizo mimetizarse en esos rasgos humanos. Y luego Javier Echevarría ha sido un hombre de su tiempo, interesado por las nuevas tecnologías, por los problemas contemporáneos... Lo diferente, creo, es que ha vivido en los últimos cuarenta años una época que no ha vivido San Josemaría.

–Usted que conocía de cerca a don Javier, ¿cómo fue su trato?

–Venía con mucha frecuencia a la universidad y ahí le recuerdo como un gran canciller. La palabra que mejor le define es magnánimo, siempre nos impulsaba a avanzar en docencia, en internacionalidad... Disfrutaba con nuestros progresos, pero siempre nos animaba a llegar más lejos.